El sudor escurre por el rostro de don Lucio Miranda Ignacio, mientras agita rítmicamente la tapa de un bote para avivar el fuego que utiliza para hervir sus elotes y venderlos a sus clientes.
Es la faena diaria que realiza para poder llevar el sustento a sí hogar, en donde lo espera su esposa y sus tres hijos, a los que presume que ya van a entrar a la escuela.
Su pequeño negocio ambulante esta ubicado sobre el camellón de la avenida principal de la Zapata, en donde el humo en ocasiones lo envuelve y lo obliga a retroceder, es el preciso momento para preguntarle sobre su noble actividad.
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Refiere que tiene poco tiempo dedicándose a la venta de elotes hervidos, de la venta saca pata el sustento familiar y para la compra de los útiles escolares de sus hijos.
Admite que es medio pesado poder ganarse la vida de esta actividad, sin embargo, es la única forma de poder llevar unos pesos a su hogar.
En esos momentos el fuego amenaza con apagarse, por lo que vuelve a agitar la tapadera de la hoya y finalmente la lumbre se vuelve avivar.
Lo tengo que mantener así para que hiervan bien los elotes y los pueda vender, explica, mientras que el fuerte calor de la mañana aumenta la temperatura en su entorno.
Don Lucio, es uno de tantos hombres y mujeres, que a diario salen en busca de ganarse el sustento familiar en diversos oficios, en estos tiempos de pandemia del Covid-19, que todavía amenaza la salud de los guerrerenses.