El parque Margarita Maza de Juárez es uno de los sitios de referencia en Chilpancingo, y de los pocos con que cuenta la ciudad, y que en los últimos años ha servido para que las personas se concentren y realicen marchas por la ciudad.
Se trata de un parque que el año pasado tuvo una importante remodelación por parte del municipio, y que necesita de un proyecto para impulsarlo nuevamente para disfrute de las familias.
Se encuentra al norte de la ciudad, entre el bulevar Vicente Guerrero y la avenida Insurgentes, a unos 300 metros del Mercado Baltazar R. Leyva Mancilla.
El lugar cuenta con una ciclovía que rodea al parque, el cual se asemeja a una carretera, con señalamientos, semáforos y hasta una mini glorieta, en la que los más pequeños se sienten manejando en la ciudad.
Lee también: Las iguanas, atractivo turístico del Parque Papagayo
Esto era porque se trata de un parque-escuela vial, donde los niños de primaria o preescolar eran llevados de paseo, y donde se les enseñaba sobre respetar normas de seguridad vial para evitar accidentes.
Se les inculcaba sobre como desplazarse en la calle, a respetar las señales que debían poner en practica como peatones, y de como debían cruzar las calles.
A la par, los más pequeños podían rentar un triciclo, bicicleta, o cualquier montable, para realizar el recorrido en la ciclovía, siempre respetando las señalizaciones.
En la actualidad, cada vez hay menos señales y los pocos que hay, como semáforos, ya no funcionan. Los padres de familia pueden rentar bicicletas o triciclos que ya están bastante deteriorados.
Aun con las carencias, este parque es muy visitado por las familias por las tardes o mañanas, cuando el sol no es tan abrazador, y es visitado especialmente los fines de semana.
Caracteriza a este lugar la barda perimetral que rodea al parque, y las dos zonas de juegos, una destinada para niños de preescolar y otro para niños de primaria, también porque hay un trampolín.
En ese lugar, el visitante puede pasar una tarde de descanso, degustando un helado, unos chicharrones o simplemente comer algún refrigerio en algunas de las pocas mesas con bancas que aún quedan de pie.