Una tragedia aérea puso a Acapulco en la mira nacional

Al no poder aterrizar en la pista que estaba invadida por animales de granja, una avioneta se impactó en el mar un 9 de septiembre de 1939

Celso Castro

  · viernes 24 de marzo de 2023

En la zona fue construida la primer pista de aterrizaje. / Foto: Martín Gómez | El Sol de Acapulco

El puerto de Acapulco se incorporaba al modernismo y se perfilaba como el primer destino turístico de México, cuando tuvo lugar la tragedia aérea que cobró la vida de tres personas y dejó cuatro heridos, aquel 9 de septiembre de 1939.

Este lamentable episodio que enluto a la aviación de aquella época, ocurrió cuando se construyó la primera pista aérea, que comprendería desde el hotel Las Hamacas, Parque Papagayo, hotel Rirz a la glorieta de la Diana, en 1930.

Según el cronista de la ciudad, Anituy Rebolledo Ayerdi, siendo ministro de Comunicaciones, el general Juan Andrew Almazán, en el periodo de 1930 a 1932, mandó expropiar las huertas de residentes acapulqueños, bajo el argumento de darle utilidad pública.

Entre los afectados, estaban las familias Guillén, Esproceda, Francisco Escudero, Amador Olivar, entre otros, que nada pudieron hacer y los cocoteros y diversos árboles frutales, como marañonas, mango, guayabas, llamas, icacos, que fueron arrazados.

En ese punto, según datos recopilados en documentos históricos, extraña coincidencia con el panorama actual, soldados del 11 Batallón de Zapadores, al mando del general Jesús Beltrán, se hicieron cargo de trabajar a marchas forzadas limpiar el terreno rústico.

Fueron duras jornadas, porque tuvieron que emparejar en zonas de humedales y demoler algunos cerros, hasta que se le dio forma a la larga planicie, que en esas condiciones rústicas se inauguró en el mes de marzo de 1931.

La aeronave cayó a la bahía de Acapulco. / Foto: Martín Gómez | El Sol de Acapulco

Fue el alcalde, Nicolás Reyes, quien hizo historia al cortar el listón inaugural, para poder así recibir el primer vuelo proveniente de la Ciudad de México, lo que puso fin al aislamiento del puerto, pues también se había construido la carretera federal México-Acapulco.

Se abrieron rutas y empezaron a llegar los aviones de pasajeros, pero no era nada seguro aterrizar, por ello se asignó a un militar vigilar que no se atravesarán en el campo aéreo los animales de dos y cuatro patas.

La construcción del puesto de vigilancia estaba casi al final de la pista, pero a pesar de esto, cuentan los cronistas que ocurrieron algunos sustos para los entrepidos pilotos de los aviones tipo De Haviland Morth, Ryan, Fairchild, Verville y Folker, al atraverzarse, reces, caballos, burros y cerdos.

El bar “El Galeón”, es devoradO por el tiempo y nadie quiere rentarlo o comprarlo./ Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco

Precisamente fue esta circunstancia que durante una noche lluviosa, una avioneta trató de aterrizar, el ruido del motor despertó al soldado de primera que estaba de guardia de nombre Antonio Pérez Martínez, quien descansaba con su pareja, mismo que salió corriendo en calzoncillos, maldiciendo porque nadie le avisó de un aterrizaje.

El escenario que encontró en el campo aéreo lo asustó, a lo largo había todo tipo de ganado, incluyendo cerdos, por lo que a gritos trató de asustarlos, sin conseguirlo, mientras que la aeronave daba vuelta en la Bocana y se perfilaba para tratar de aterrizar, vuela muy por abajo y trata de tocar tierra, pero no lo consiguió al impedírselo los animales y vuelve a elevarse.

Mientras que el soldado mentando madres y agitando los brazos, trata de ahuyentar a las reces, burros, caballos y cerdos, mientras que la avioneta volvía a volar sobre la bahía, pero el motor empezó a fallar y el piloto desesperado busca aterrizar, pero no lo logra y el motor se apagó, proyectándose contra la superficie del mar.

La Casona se ubica cerca de la explanada del Zócalo porteño./ Foto: Heidi Nieves | El Sol de Acapulco

Al impacto, mueren el comerciante Odilon Espino Barros, su hija Natividad y Gregorio Reynoso, subrecaudador de rentas del municipio de Tecpan de Galeana, así como cuatro heridos, entre estos el piloto Zalce Leyva y el copiloto Ramón Zúñiga, quienes quedan atrapados al travarse la portezuela.

Al escucharse el estruendo, varios vecinos salen de sus casas, mientras que el militar asustado porque sabe que lo van a culpar, trata de huir con su pareja, pero ésta lo detiene y le ordena ir a rescatar a los tripulantes de la avioneta, por lo que corre a la playa y se lanza al mar, despues de nadar entre el fuerte oleaje llega a la aeronave, para abrir la portezuela y sacar a los sobrevivientes.

Más personas se suman al rescate y antes de que se hunda la avioneta, sacan los sobrevivientes y llevados al hospital Naval, mientras que los cuerpos fueron sacados y trasladados al malecón, de donde los levantan y llevan al hospital Civil Morelos, para la práctica de la necropsia de ley.

El militar que finalmente fue quien rescató a los sobrevivientes ni una mención se le hizo, pero con el sentimiento de culpa opta por pedir su baja y junto con su pareja viaja a Tecpan, para ya no volver, mientras que el accidente es noticia nacional de este trágico accidente ocurrido en el campo aéreo del puerto de Acapulco.