Para ganarse la vida y poder mantener a su hija, Irene de 47 años de edad recorre de lunes a sábado la avenida Costera Miguel Alemán desde la Diana Cazadora al fraccionamiento Costa Azul, a la altura del CICI, para vender sus volovanes.
Con sus cómodas sandalias “Shark” color beich y con una gorra con un patito amarillo para cubrirse de las inclemencias del sol, ofrece a 26 pesos los ojaldres de jamón con queso o hawaiano.
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Para Irene sus mayores ventas son en las temporadas vacacionales, ya que los turistas son quién más las consumen, en días buenos ella vende alrededor de 45 piezas, obteniendo una ganancia de más de mil pesos.
Ya vendo poco, solo traigo como 25 porque no se me acaban, y pues yo debo entregarle al patrón la venta y de ahí me da mi comisión
Con dos meses de haberse empleado, Irene inicia su venta a las 5 de la mañana para venderlos a los jóvenes que acuden a las escuelas, terminando alrededor de medio día o hasta terminarlos todos.
Los volovanes se pueden acompañar con salsa catsup o la famosa Valentina o bien solos, estos los traslada en un canasto y cuando le compran se apoya sobre una base de madera.
Para completar sus ganancias, y llevar más del sustento económico, también vende cajitas de chicles.
Irene descansa los domingos, ese día lo ocupa para comer fuera de casa con su hija o disfrutar de las playas de acapulco.