José Genchi Arredondo, quien fuera presidente de la Federación de Taxistas y Transporte Liviano del Estado de Guerrero, que aglutinaba a 52 mil trabajadores del transporte liviano, hoy es otro más que sólo conduce su auto de alquiler para llevar el sustento a su hogar.
Hombre sencillo, de una memoria excepcional, cuenta que fue un 21 de enero de 1967 cuando se inicia como taxista en el puerto de Acapulco, en aquellos ayeres su jornada de trabajo empezaba a partir de las 5:00 de la mañana a las 8:00 de la noche, la cual, por cierto, la sigue cumpliendo.
Dijo que su vida cambió, cuando al dejar a un pasajero a La Quebrada, se le aproximó un hombre alto y le preguntó que, si lo podía llevar, le respondió con amabilidad “este es su carro señor” y esto le agrado, en el trayecto le confió su cliente que era de Veracruz y le pidió que lo llevara al hotel Posada del Sol.
Antes de descender del taxi, el pasajero le preguntó ¿Qué opina usted de Alejandro Cervantes Delgado?, le dijo que si fuera por los taxistas el debería ser su candidato a gobernador y no Rubén Figueroa Figueroa, quien fue el que al final ocupó la gubernatura del estado,
Genchi Arredondo hace una pausa, para recordar que fue así como incursionó en buscar la dirigencia de su federación y lo logró, en ese tiempo hizo gestiones en beneficio de sus compañeros, pero lo que más le da agrado es que haya tenido una bonita amistad con el gobernador Cervantes Delgado.
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También como taxista, le deja la satisfacción el haber sido invitado a visitar varios países, entre estos San Diego, Toronto, Canadá, Lima, Perú, Rosario, Argentina, Cuba, entre otras naciones, que con dinero de su bolsillo le hubiera sido imposible pagar para poder viajar.
Dice que nació el 5 de septiembre de 1942 y si los números no le fallan, el pasado mes de septiembre el día 5, cumplió 80 años, esto quiere decir que tiene 55 años 9 meses y 27 días de taxista, labor que seguirá ejerciendo hasta que sus condiciones se lo permitan.
Precisó que le deja la satisfacción que como líder de los taxistas siempre ayudó a sus compañeros y cuando Alejandro Cervantes Delgado fue gobernador, entregó 3 mil 667 permisos que ahora es patrimonio de los trabajadores del volante.
No tengo de nada de qué avergonzarme, trabajé duro y dejo la enseñanza de la humildad, pues cuando acompañe a otros líderes a reuniones con funcionarios, siempre permanecía callado y hablaba solo lo necesario, entonces alguien le dijo que estaba perdiendo liderazgo y le respondió, no es así, estoy haciendo escuela.