Su discapacidad no le impide trabajar como checador urbanero

Benjamín perdió su pie, pero en muletas sale a ganarse la vida como checador de los camiones urbanos de Acapulco

Celso Castro | El Sol de Acapulco

  · viernes 9 de febrero de 2024

Benjamín perdió su pie, pero en muletas sale a ganarse unos pesos como checador de los camiones urbanos. / Foto: Martín Gómez | El Sol de Acapulco

Benjamín perdió su pie, pero en muletas sale a ganarse unos pesos como checador de los camiones urbanos y de lo que le regalan saca algo de dinero, que le permite pagar la renta y poder comprar para comer.

Este hombre de 50 años de edad, llega desde muy temprano a la parada de camiones de Galerías Diana, en donde hace la función de checador, a la vez les da los tiempos a los operadores de los camiones que están cubriendo la misma ruta.

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Comparte que renta un pequeño cuarto en la colonia 20 de Noviembre, en donde vive solo, pues perdió a sus seres queridos y ahora tiene que valerse por sí mismo, apoyado en un par de muletas.

Esto debido a que hace tres años en un accidente perdió parte de su talón al golpearse contra un fierro, como no se atendió la lesión se le infectó y cuando fue al médico le notificó que tenían que amputarle el pie.

Después de convalecer tuvo que aprender a caminar con muletas y actualmente ya no se le complica, pues puede desplazarse tan rápido como puede, para poder trabajar como checador y al mismo tiempo ganarse unas monedas.

Benjamín explicó que su trabajo consiste en tomar nota de las vueltas que dan los urbanos que cubren las rutas Base-Caleta, Base-Zapata y Base-Renacimiento, pero también les informa qué tiempos llevan y le regalan diez o 20 pesos.

Acapulco en sus inicios de convertirse en el paraíso turístico de México. /Foto: Cortesía @JosephGall

"Yo no tengo salario, me regalan unas monedas y con esto junto para pagar la renta del cuarto que habito, pero también de ahí sacó para comer", dice.

Pese a esta limitación, todos los días sale a trabajar y permanece en la parada de camiones de Plaza Galerías, en donde ya lo conocen y también ha hecho amigos, con quienes comparte los pocos minutos que tiene libres.

Finalmente, llega un camión urbano a levantar pasaje y ágilmente se le aproxima al chofer para notificarle quién va adelante y qué tiempo lleva, en agradecimiento le dan unas monedas que guarda en un pequeño bolso y así espera a la siguiente unidad del transporte público.