Toda una vida haciendo reír a la gente, el payasito Rikín, por necesidad cambió de profesión y tomó el martillo para pegar láminas a las viviendas que se quedaron sin techo por el huracán Otis.
Con 53 años de edad y con discapacidad, Rikín ahora ofrece sus servicios a las familias que resultaron con afectaciones a sus casas por la fuerza destructiva del meteoro.
Entrevistado brevemente en la avenida Constituyentes, frente al mercado, en donde esperaba su transporte para empezar a ofrecer sus servicios de pega láminas, de manera sencilla narró lo que ha sido su vida.
De entrada, recordó que desde las 12 años de edad, empezó a trabajar de payaso en uno de los cuecos del empresario Fuentes Gazca, en donde se hizo profesional en el arte de hacer reír a la gente.
Lee también: De cantante a mil usos, así se gana la vida don Pedro
Después de probar las mieles del éxito, se independizó y por su cuenta empezó a trabajar en fiestas infantiles, se ganó la confianza de la gente y tenía su cartera de clientes.
Con el paso del tiempo, sufrió una enfermedad y le tuvieron que mutilar una pierna, pero esto no lo desanimó y ahora se gana la vida, igual, de payaso en el crucero de Constituyentes.
Sin embargo, ahora es un gran peligro porque los semáforos se dañaron por el huracán Otis, así que no puede trabajar, aunque lo que más le preocupa es que están en riesgo los estudiantes de las escuelas cercanas cuando cruzan la avenida.
Por eso razón, el payasito Rikín pidió a las autoridades del gobierno municipal, que intervengan para que se pongan los semáforos y no pongan en riesgo a los estudiantes.
Pero mientras esto ocurre, Rikín tiene ganarse el sustento diario y por eso, tuvo que cambiar de profesión e hizo de lado hacer reír a la gente para tomar el martillo y de paso ayudar a quienes perdieron el techo de sus casas a un bajo costo.