La historia de la mujer de la túnica blanca llamada como la “Virgen de la Anima Sola” en el panteón de San Francisco, ha sido una de las que más temor y miedo ha causado entre los habitantes que viven a los alrededores de este camposanto donde existen las tumbas más viejas, tenebrosas y olvidadas de Acapulco.
En algunas de las noches oscuras cuentan familias y la propia administradora del panteón San Francisco doña Susana Curiel, que se deja escuchar los lamentos de la mujer de la túnica blanca y cabello largo recorriendo algunas de la viejas tumbas que por los años que tienen, están prácticamente destruidas.
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“No me lo pueden contar, porque yo misma la vi una vez ingresar al panteón a esta mujer cubierta con una túnica larga color blanca y pelo largo, la cual según es la “virgen de la Anima Sola”, si da miedo te entra el escalofrió porque según la historia esta anda en busca de sus hijo y familiares, algunas personas aseguran que es una historia de hace muchos año, pero que sigue siendo parte de este panteón el más viejo de Acapulco”, dijo.
En otra ocasión, volví a ver cuando esta mujer ingreso al panteón, y decidí seguirle y al momento que llegue a donde se encontraba, la empecé a agredir con malas palabras porque nunca dijo los motivos por los que entro al panteón, y de un momento a otra la deje de ver, posteriormente una señora que llegó a visitar una tumba platicando me dijo que era la “Anima Sola”, y que yo seguía con vida porque la agredí con malas palabras.
El panteón San Francisco es el más antiguo de Acapulco, empezó a funcionar en 1860, y quizá por el tiempo que tiene y las más de dos mil bóvedas viejas, casi destruidas y muchas de estas ya en el olvido total, generan estas historias de miedo que pueden ser creídas por muchas personas o por otras no, pero para quienes la llegan a vivir son verdaderas.
La presencia de la mujer de la túnica blanca, es muy común y contante en el Panteón San Francisco, y cuando ingresa el aullido de los perros en las azoteas de las casas que están junto a la barda que divide el viejo camposanto, no dejan de escucharse.