La primera biblioteca pública que existió en el puerto de Acapulco, se instaló en el fuerte de San Diego, en 1949, la cual estuvo a cargo del Patronato Pro Museo Fuerte de San Diego, hasta 1960, que se trasladó al zócalo de la ciudad.
Esto fue posible, por la iniciativa y perseverancia de don Rosendo Pintos Lacunza, según narra la directora de este espacio cultural multifuncional, Themis Antonia Mendoza Ariza, al que identifica como el primer director de la biblioteca pública "Alfonso G. Alarcón".
Fue por esa gran determinación de don Rosendo, que convence a las autoridades, que, la biblioteca se instale en el Fuerte de San Diego, bajo la supervisión del Patronato Pro Museo Fuerte de San Diego, cuyo acervo lo constituía libros que se consiguieron con la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Pero también se enriqueció con donaciones de colecciones privadas, enciclopedias y libros de cultura general de diversos escritores conocidos mundialmente, entre intelectuales hasta los griegos, que se colocaron en modestos estantes de madera y dos mesas grandes, que todavía existen.
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Incluso, con el propósito de dar también a conocer los pasajes históricos de este inmueble, creo la sociedad el "Círculo de Amigos del Museo", cuya misión fue divulgar en todas las escuelas la ubicación de la biblioteca y que los alumnos asistieran a conocer las actividades culturales y el papel que jugó la fortaleza en la defensa de la ciudad.
La también pintora, Mendoza Ariza, hizo alusión a un acto de defensa de este espacio de lectura, cuando en 1954 es nombrado director del museo y de las celebraciones del Centenario del Plan de Ayutla a don Rosendo, en esa fecha el secretario del Instituto Nacional Antropología e Historia (INHA) propuso que la biblioteca se le cambiará el nombre por el del general Tomás Moreno, pero se opuso bajo el argumento que la biblioteca no pertenecía a la antropología, "es del pueblo de Acapulco", dijo, por lo que se mantuvo el del doctor "Alfonso G. Alarcón".
Con el paso de los años, el entonces gobernador Alejandro Gómez Maganda, fue destituido por supuestas violaciones a las garantías individuales y por sus diferencias con el gobierno federal, por lo que el Museo fue abandonado, es cuando se busca un predio para construir su propio edificio.
Tiempo mas tarde el presidente de la República, Adolfo Ruiz Cortines, visita Acapulco acompañado del titular de la SEP, José Angel Ceniceros y alcalde, Donato Miranda Fonseca, para recorrer las ruinas de la Escuela Secundaria Federal número 1, que estaba en el curato e instruye que se construyera este plantel en el predio en donde se encontraba la escuela primaria "Manuel M. Acosta.
Fue así, como don Rosendo gestiona que se edifique la nueva biblioteca en el espacio del recinto religioso que quedó vació e inicia la obra, pero con el cambio de gobierno se suspenden los trabajos y se vuelve a gestionar ante el nuevo presidente de México, Adolfo López Mateos, para que en 1959 ordene la reanudación la construcción del edificio de tres plantas, dotado con una sala para conferencias y exposiciones, un taller para encuadernación y reparación de libros.
El 18 de septiembre de 1960, finalmente se inauguró en el zócalo la biblioteca pública "Alfonso G. Alarcón", por el entonces secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet, designando a don Rosendo como el director, cargo que ostentó de manera ininterrumpida hasta 1971, fecha en que murió y su lugar lo ocupó el maestro Miguel Arizmendi Dorantes.
Sin embargo, el fundador y director de la UPN, Alfonso Ramírez Altamirano, lo invita a que sea el director de su biblioteca y don Miguel presenta su renuncia 1982, por lo que de una terna, se le eligió dice la artista plástica Themis Antonia Mendoza Ariza, quien hasta la fecha es la responsable de este recinto de consulta y del conocimiento.
En la actualidad el edificio se encuentra en reparación debido a los daños que sufrió por los sismos y se le está reforzando su estructura con columnas antisísmicas, por lo que en el mes de febrero se tiene contemplado concluir la obra y reanudar sus actividades de servicio al público, con equipo nuevo, tanto digital y sistema de computo; además de poner a disposición su acervo, que consta de más de mil volúmenes.
