Rey David heredó de su abuelo y padre el oficio de reparador de calzado

Es la tercera generación del oficio en la colonia Ciudad Renacimiento. El zapato chino es el que más repara porque no dura como el mexicano

Abel Miranda / El Sol de Acapulco

  · jueves 5 de septiembre de 2024

Rey David es todo un profesional en la reparación de todo tipo de calzado. / Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco

La gruesa aguja de la máquina industrial perfora la suave suela de unos tenis mientras don Rey David reajusta las piezas del calzado que repara, en la colonia Ciudad Renacimiento del puerto de Acapulco donde su familia se ha dedicado a lo mismo por más de medio siglo.

Rey David Rodríguez cuenta que renegó de su herencia familiar en el trabajo de reparadores de calzado, su abuelo y su padre lo practicaron pero é quería ser otra cosa, entonces anduvo de taxista, lava platos, ayudante de hojalatero y finalmente hace 15 años cedió ante lo que el dice fue el llamado de la sangre.

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Aunque su taller ha estado en varios lugares, en Ciudad Renacimiento es donde la población lo ha aceptado con mayor calidez y le confían el trabajo de reparar todo tipo de calzado.

“En los últimos años el calzado chino ha estado llegando más a México pero no se compara con la calidad del que se produce en este país, sus materiales son sintéticos y muy malos, por eso ese calzado es el que más llega a reparación”.

Su taller lo tiene en Ciudad Renacimiento es donde la población lo ha aceptado con mayor calidez. / Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco

Recordó que el primer reparador de calzado en su familia fue su abuelo Bernardo Rodríguez quien también se dedicó a la fabricación de huarache de forma artesanal, producto que hasta la fecha siguen ofreciendo aunque reconoció que ya no es tan solicitado como lo fue hace medio siglo.

La vieja máquina de coser asegura que tiene una antigüedad superior a los 50 años, sin embargo él la adquirió hace dos años ya usada pero en este tiempo se ha convertido en su novia, con la que a veces se pelea y no quiere coser pero luego le pone un arreglo, una nueva aguja y empieza de maravilla “se enoja pero luego se contenta por eso es mi novia”.

Indicó que esta máquina la compró en 80 mil pesos pero las nuevas de esta misma calidad cuestan más de 250 mil, por eso tiene más de medio siglo de trabajo y sigue a la perfección.