Toda una vida don Artemio Arroyo se ha dedicado a la reparación de bocinas en la Ciudad de México y Acapulco.

Oriundo del municipio de San Marcos de la región de la Costa Chica de Guerrero, emigró a la capital del país donde aprendió el oficio y de ahí se trasladó a Acapulco, donde trabajó en un negocio donde los iniciadores de este ya murieron.

Desde 1980 él ha pasado la mayor parte de su vida en ese local donde sacó adelante a sus hijos y esposa y todavía ejerce el oficio.

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Don Artemio cuenta que en Acapulco son pocos los negocios que se dedican a la reparación de bocinas, de 20 talleres de reparaciones que había hoy solo dos continúan dando sus servicios en Acapulco.

Esos aparatos electrónicos sus principales afectaciones se dan en la suspensión de aire, la cual se ubica en la orilla de la bocina y la bobina.

“Arreglo de todo, pequeñas, grandes, de 18, de todos los tamaños, antes había muchos que reparaban como Julián, doña Bertha, José, pero ya se murieron”.

Son muy pocos los que acuden con don Artemio Arroyo, a reparar sus aparatos sin embargo, los suficientes para pode llevar el sustento familiar.