Pese al peligro que representaba ayudar a un adulto mayor de continuar siendo atacado por abejas, gracias a su amor y compromiso a la nación el soldado de infantería Ricardo Tapia Santiago arriesgó su vida para salvar la del señor Héctor Castellano González, de 66 años.
Fue en el parque Merlo, ubicado en el fraccionamiento Costa Azul, cuando Don Héctor, de oficio carpintero, se encontraba en el parque atrás de la iglesia Sagrado Corazón de Jesús, donde actualmente vive y de pronto lo atacaron las abejas en el rostro, cabeza, pecho, cuello, ojos y en los pies.
“No me di cuenta del panal, estaba comiendo cuando me cayeron, traté de correr pero no pude ya estoy grande y ocupo un bastón para caminar, nadie le pegó al panal, ni lo movió, estaban escondidas”, recordó.
Sin embargo, gracias a las valentía del elemento del Ejercito Mexicano, quien fue avisado por una señora que un hombre estaba siendo atacado no dudó en brindarle su protección y corrió para ayudarlo.
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Al soldado Ricardo no le importó poner en riesgo su integridad física ya que el señor atacado le recordó a su padre quien es un adulto mayor también.
“Me imagine a mi papá porque él es de edad avanzada, si algún día o en un momento le llegará a pasar eso, igual a mi me gustaría que otra persona llegara e hiciera lo mismo”, expresó el héroe sin capa.
Ricardo Tapia al salvar a Don Héctor, no sé exentó de ser picado por las colmenas y recibió entre 15 y 20 piquetes en la cabeza, ya que lo unico que a él le importaba era “salvarle la vida a esa persona que estaba siendo atacado”, narró.
Sus demás compañeros estaban en el interior del parque porque había más personas y ellos fueron a prevenirlos para que no se acercaran y fueran afectados por los piquetes.
El soldado trato de cargar a Don Héctor, sin embargo, no pudo ya que no lo aguantó porque son de la misma complexión, pidió ayuda a la gente que se encontraba en el lugar, pero se negaron.
“Me acerque y le pregunte si esta bien, y me dijo que no, además que tenía mucha sed y que necesitaba que lo ayudara, como pude lo levanté y lo trasladé a un lugar lejos del panal”, recordó el soldado de infantería.
Después de que la persona adulta fuera atacado lo trasladaron a un hospital y al otro día lo dieron de alta, luego de retirarle todos los aguijones.
El uniformado tiene dos años y tres meses en el Ejercito, y en todo este tiempo no le había tocado hacer un rescate igual.