Hola, así es como veo ahora, las pocas veces que puedo ir al mar, cada vez más descuidadas sus playas y sabemos que son cientos y cientos de personas que viven de ellas, de una forma o de otra.
Tenía cuatro semanas que no visitaba a ése hermoso mar, cuando llueve fuerte, no vamos , ya que las fosas sépticas de cientos de casas y de residencias, las descargan al único lugar que se puede y es nuestro mar, la basura, que baja por toneladas y que el mar saca a la playa, pero no toda, mucha queda en el fondo, casi todos los que nadamos en él, en agradecimiento, le sacamos mucha basura del fondo, pero ayer viernes que fuimos, era increíble la cantidad de lo que ya no se vendería ni se usaría, los platos y vasos desechables y los cientos de popotes, ya que parece que ya nadie sabe tomar algo en forma normal.
Toda la playa aparecía blanca, y una joven que limpia, apenas era el principio y ya traía dos bolsas grandes, bien llenas. Y eso es nombrar una sola playa, de las muchas que tiene nuestro Acapulco.
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Yo me pregunto: ¿Y los que viven de eso? ¿Por qué no limpian los lugares en los que trabajan? ¿Por qué no se cooperan para poner recipientes para la basura, que dejan los turistas? Así, solo esperarían a que pase el camión recolector a recogerla y no esperar personal del gobierno para que lo vaya a hacer. Estoy en lo correcto. ¿O no?
También el principio del malecón, que es precisamente en playa Tlacopanocha, quedó sin terminar desde hace muchos años y todo el turista que llega por ése lugar, se han caído cientos de personas y a veces con lesiones bastante graves.
Pero eso, ¿a quien le corresponde? Antes, para todos era una regla, una ley, barrer su calle, sus banquetas, las jardineras que les tocaban frente a sus casas y si eran en esa área de 3 o 4 vecinos, todos se ponían de acuerdo para barrer el día que le tocara.
Pero ahora, todo ha cambiado, todo quieren que lo haga el gobierno y ya nos ganó el celular, las tablets, la televisión, ya no leen y cuando lo hacen, ya no saben darle ese sabor de una narración, de un cuento, de una poesía, ya hablan en otro idioma, ya de respuestas, sólo envían un monito, una figurita y tienes que adivinar qué es lo que quieren decir.
Yo siempre les digo que para mí, sus palabras siempre serán bellas y que soy cuaternaria y ruego a Dios, que no me haga dependiente de un aparato, ni de un nuevo lenguaje.
Toda mi vida, voy a preferir a los niñitos, que ya también, para que no den lata, les dan un celular. Un día quería ver qué cosa veía un chiquito, se enojó tanto, que me tiró de patadas. Más me prometí, leer más.
Con todas mis Bendiciones para todos.