Carlos, el Payaso "Polvorín", es el ejemplo de sobrevivencia y tenacidad, pues no solo se electrocutó y cayó de un poste de luz, sino que vive para contarlo y aprendió el oficio de curar dolencias y dislocaciones de los huesos.
Este personaje es parte ya del paisaje urbano, pues al igual que cientos de hombres y mujeres se integró a las filas del trabajo informal y ha hecho de la calle su centro de trabajo.
Polvorín, Polvorinazo, que es su nombre artístico, contó el episodio que casi le cuesta la vida, "después del huracán Otis, subí a un poste de luz para conectarme".
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No explica bien, pero aparentemente tocó accidentalmente un cable de alta tensión y recibió una descarga eléctrica, que lo hizo perder el equilibrio, cayendo al piso.
Una pierna sufrió el impacto y le impidió caminar, fue entonces que acudió con un huesero, como son conocidos los que atienden este tipo de lesiones, que le ayudó a poder caminar.
Tuve que usar muletas, por fortuna la descarga eléctrica no me afectó, pero en cada sesión con el quiropráctico, huesero, pues, fui aprendiendo a curar también.
Actualmente, se define como un experto en arreglar cualquier dislocación o torcedura, pero sigue aprendiendo el oficio, pues continúa atendiendose la lesión de su pie.
Ahora que ya no requiere las muletas para caminar, se pinta la cara para interpretar su personaje de payaso Polvorín Polvorinazo, trabaja sobre la Costera Miguel Alemán, haciendo reír a la gente con chistes urbanos.
No obstante, aseguró que los tiempos han cambiado y no se gana mucho, por eso pidió a las autoridades su apoyo para ayudarse, pues tiene que mantener en estas condiciones a su esposa e hijos.
Así que sale a trabajar por necesidad, eso si, dando lo mejor de su rutina y ocultando el dolor que le provoca trabajar con un pie inflamado, debido a la lesión que sufrió al electrocutarse y caer del poste de luz.
El oficio de huesero también le deja algo de dinero, pero gana más como payaso y por eso se la sigue rifando en las paradas de los camiones o en cada semafòro de la costera Miguel Alemán, en donde ya es conocido.
Si se le tuerce, yo se lo endereso, el hueso, el hueso, dice este payaso que por su pie inflamado cojea al caminar, pero sin perder el estilo, aunque sus conocidos lo alburean con eso y le dicen el contador, porque en cada paso hace un balance.