A principios de los 2000, existió en Chilpancingo una calle en la que se ubicaban varios establecimientos, los más populares en su tipo, en los que estudiantes de secundaria y preparatoria, principalmente, solían refugiarse para pasar horas jugando videojuegos.
Se trataba de lugares sagrados donde, en su mayoría adolescentes, buscaban asilo ante la incomprendida vida estudiantil, donde estaba de moda el Messenger y el Metroflog.
Uno de esos establecimientos era “Play Enanos”, un lugar equipado con unas 20 televisores y con lo último en consolas de videojuegos, X-box y PlayStation.
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Era atendido por un hombre que siempre llevaba la caballera a la altura del hombro, cuyo semblante era de enfado, de unos 40 años de edad.
El lugar se distinguía porque las mesas estaban sobre tambos metálicos, de esos con capacidad para unos 200 litros de aceite. Estaban modificados de tal manera que él mismo tambo albergaba la consola de videojuegos.
En las paredes, había pósters que los visitantes podían ganar al obtener un determinado número de sellos por cada hora de videojuego rentado. Era un auténtico programa de recompensas para el cliente.
Durante las mañanas era un sitio tranquilo y sin ningún tipo de vida, pero eso cambiaba después de las 13:30 horas, cuando salían de clases los estudiantes de secundaria, principalmente de la Escuela Secundaria Federal Antonio I. Delgado y de las Preparatorias No. 1 y No.9.
En ese lugar las rivalidades personales y entre escuelas se arreglaban en una partida de FIFA o de Halo, que eran dos de los videojuegos más populares de la época, uno de futbol y otro de ciencia ficción que se centraba en una guerra espacial.
El salón de videojuegos se localizaba en la calle Nicolás Catalán, esquina con la avenida Vicente Guerrero, a media cuadra de la Alameda Francisco Granados Maldonado de Chilpancingo.
En la actualidad, el local que en algún momento reunió a decenas de adolescentes y también a adultos, es utilizado por una tienda donde se venden piñatas de cualquier figura de acción y caricaturas.
Han pasado más de 15 años en que Play Enanos tuvo su máximo esplendor y que debido a la propia dinámica de la población, tuvo que cerrar sus puertas como otros negocios dedicados al entretenimiento.