El inmenso amor que el escultor Víctor Manuel Contreras tuvo por su madre, María Trinidad Contreras Sánchez, fue el motivo de inspiración para la creación de la obra escultórica La Madre y el Hijo, una escultura que originalmente se instaló en la Alameda de Chilpancingo y tiene versiones originales instaladas en otras ciudades del país, y entro otras cosas recibió reconocimiento como la mejor escultura del mundo por parte de la Unesco.
La escultura de la madre y el hijo es una forma circular que representa a una mujer jugando con su pequeño con el que estarían tomados de la mano, los vacíos que se hacen entre las dos figuras de forma humanoide con el peculiar estilo abstracto que desarrollo Víctor Manuel Contreras, forman corazones, y lo principal que establece el autor es que la obra es un motivo de alegría para el sitio donde se encuentra instalada.
Contreras, explicó que la obra fue instalada en Chilpancingo fue realizada en la década de los 70 durante el gobierno de Israel Nogueda, “la hice por el profundo amor que tengo por mi madre y por el respeto que le tengo al ex gobernador Nogueda Otero que fue un excelente hijo”, señaló Víctor Manuel Contreras.
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La escultura por varias décadas ocupó un lugar privilegiado en la Alameda de Chilpancingo, establecida en un circulo de concreto y se convertía en el escenario perfecto para que niños se subieran a jugar, “guardo fotografías de un niño sentado en la escultura mientras su madre está sentada a la orilla, cuidándolo, eso es lo que enseña esta obra el amor de las madres y el sacrificio que pueden hacer para estar siempre al lado de sus niños”.
Víctor Manuel Contreras vivió siempre al lado de su madre aún cuando él ya era un artista consagrado, a nivel de chascarrillo incluso recuerda que mujeres le preguntaban y era “hijo de mami”, y él siempre defendió seguir al lado de su progenitora.
Recordó que para si madre construyó una casa en la ciudad de Cuernavaca, pues su profesión de él fue la de arquitecto y le hizo una casa de la que ella mucho presumía porque la hizo su hijo, en ella aún se conserva el piano en el que todos los días ensayaba la interpretación de obras de ópera que fue su profesión, “ella fue una gran cantante de ópera que ganó premios internacionales, uno de ellos recuerda que en Italia al estar en la final de un concurso, la representante del país anfitrión se le acercó después de hacer una excelsa participación y mucha altanería le dijo, así se canta en mi tierra Italia, luego subió mi madre y ella ganó el concurso”.
La remodelación de la alameda granados Maldonado a principios del presente siglo, generó que se construyera lo que se conoce como el teatro hundido que en realidad se llama “Alexander Von Humboldt”, y este ocupó el espacio donde se encontraba la escultura monumental, y a la obra se le relegó a una orilla dentro de una jardinera lo que opaca su grandeza y belleza.
La escultura de la madre y el niño formó parte del legado cultural artístico que dejó Víctor Contreras en Chilpancingo, quien en la década de los 70 llegó a Guerrero invitado por el rector de la Universidad para fundar Extensión Universitaria, desde donde realizó festivales internacionales culturales y creó al museo de arte contemporáneo que tenía obras de pintores muy reconocidos y valorados, pero que esas obras se subastaron pro el rector Rosalía Wences Reza.
Aunque existen al menos tres obras originales de la madre y el niño, la de Chilpancingo fue la primera que se elaboró y la de mayor tamaño, está fabricada con un alma de varillas y forrada con placas forjadas de tres cuartos de pulgada de espesor, las piezas están forjadas a mano en unidas con soldadora, fue construida completamente a mano en el sitio donde actualmente se encuentra y comparte el estilo con las obras instaladas en el zócalo de la ciudad denominadas Canto al Trabajo y Proyección del hombre al futuro.