“Es de mucho riesgo el combatir el fuego, pero es mi trabajo y lo realizó con responsabilidad y precaución”, dijo Guadalupe Bahena Santos, una de las tantas brigadistas que desde la noche del día miércoles, se encuentra sin dormir y con su bote con agua en mano en la parte más alta del Parque Nacional El Veladero, en la colonia María de la O.
Para Guadalupe como para sus dos compañeras con las que forma la cuadrilla para sofocar el incendio de la colonia María de la O, la jornada de trabajo inicia a las 06:00 de la mañana, pero su día empieza a las 05:00 de la madrugada cuando se levanta para arreglar sus alimentos, su bote con agua, su uniforme color amarillo de la Conafor, una gorra y un pañuelo y posteriormente dirigirse al lugar donde pasara la camioneta para llevarla al cerro para enfrentarse a un poderoso incendio que podría acabar hasta con su existencia.
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“El trabajo es duro y complicado, porque tenemos que bajar hasta cerros, caminar por brechas muy complicadas, pero es trabajo y se debe de hacer, empezamos a las 06:00 de la mañana el trabajo recorremos grandes extensiones de cerros, piedras y hasta barrancas, es mucho arriesgarme porque además estoy en constante peligro de que algún animal, me muerda o pique, el humo provocado por la lumbre, también puede ocasionar alguna enfermedad, pero aquí estamos y vamos a seguirle chambeando con mucha fuerza porque el fuego lo podemos controlar”, dijo.
Guadalupe, en un rato de descanso se sienta bajo una pequeña sombra a la orilla del cerro junto a sus dos amigas de cuadrilla, a su lado su mochila, su cascos en la cabeza, guantes y un pañuelo color rojo que la cubre de la boca y la nariz además de su araña color naranja esperándola para empezar nuevamente a limpiar la zona para evitar la propagación de la lumbre, tarea que ha realizado por varios años no solo en Acapulco, sino en otros lugares del estado donde también se han registrado incendios forestales.
La brigadista, en esta historia de trabajo que ha vivido por varios años, dijo que tienen hora de entrada, pero no de salida sobre todo cuando un incendio forestal representa un riesgo para familias que se encuentran viviendo cera del lugar donde el fuego está consumiendo gran parte de los cerros, de árboles y plantas.
“En ocasiones, si da mucha tristeza que pase este tipo de cosas que afectan el medio ambiente, pero también es de coraje que se provoque por gente inconsciente que sin importar lo que pueda pasar queman basura cerca de hojas secas, troncos y esto provoca que el fuego se extienda, y ahí es cuando Guadalupe la brigadista que combate los incendios, entra en acción una vez más”, manifestó.
Los gritos de Guadalupe “ahí vamos” se dejan escuchar, cuando emprende el camino por el cerro y barrancas para llegar al lugar donde la lumbre se deja ver, donde el intenso humo sale del fuego que consume el llamado combustible inflamable que también dejó a su paso el huracán Otis hace seis meses en Acapulco.