El puerto de Acapulco se convirtió en la década de los 80´s en la mejor opción para disfrutar de una variedad interminable de discotecas, bares y pubs para todos los gustos, al que se sumó la propuesta del centro nocturno Flamingos, que se ubicó sobre la calle Diego Hurtado de Urdaneta del Fraccionamiento Hornos.
Eran los tiempos del esplendor de este balneario del Pacifico, que se había convertido en el distintivo del turismo en México, por lo que Acapulco comienza a agitarse al ritmo de la música entre luces y tequilas en las principales discos y clubes nocturnos, que acaparaban al turismo nacional e internacional.
El empresario Pepe Sáchez acepta el reto y acondiciona un espacio de una sola planta, donde no solo era para ir a bailar con muchos ritmos y diferentes ambientaciones, sino que la propuesta era presentar un espectáculo en vivo con los artistas que estaban sonando a nivel nacional.
El concepto, por tanto, era ofrecer las actuaciones de cantantes en vivo, con shows de luces y bailarinas, para el disfrute de los turistas nacionales y extranjeros, por lo que se empezó a dar publicidad en los medios de prensa escrita y se lanzaron algunos spots en radio.
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El proyecto fue contratar a un artista de renombre y que lo acompañara un cantante local, fue así como se presentó a Celio González, destacado cantante cubano, conocido en el ambiente musical como "El Satanás de Cuba", "El Flaco de Oro". Su época más prodigiosa fue con la Sonora Matancera.
La inauguración fue todo un éxito, no cabía ni un alfiler, según recuerda el artista acapulqueño Baltazar Hidalgo, quien dijo que le tocó abrir el espectáculo a Raquel Puerto y a Pepe Ramos, éste último sonaba con su éxito “Nayla”.
Contando un poco de Celio Cruz, su época de oro empezó el 23 de mayo de 1956, con la Sonora Matancera, dirigida a la sazón por Rogelio Martínez. Fue cantante de planta de la orquesta en sustitución de Bienvenido Granda y Laíto Sureda.
La primera canción que entonó fue la que grabó el bolero-rítmico "Quémame los ojos", su primer gran éxito, y luego otros como "Total", "Amor sin Esperanza", "Y no me engañes Más", "Besito de Coco", entre otras obras de su vasto repertorio que dejó satisfecho al respetable.
A partir de ese momento, los amantes del romanticismo, entre estos políticos, empresarios y funcionarios, se convirtieron en clientes asiduos al centro nocturno Flamingo, que siguió contratando a más artistas, como al genial Marco Antonio Vázquez, quien se destacó por hacer adaptaciones de letras al español para los Apson Boys, Los Renos, Los Juniors, entre otros grupos roqueros.
El día de su presentación cantó un vasto catálogo de sus composiciones entre estás: Te vi llorando, que hizo éxito Valente Pastor y Los Randall; Sin que lo sepas tú, popularizada por Vicente Fernández, Los Temerarios y Los Cachorros de Juan Villarreal; Creo, con Los Kipus y la Rondalla Tamaulipeca; Tu inolvidable sonrisa, éxito con Los Freddy’s, Estela Núñez, Flor Silvestre y Bienvenido Granda; Tu primer pecado, con Los Socios del Ritmo y Fito Olivares; Dejo, con Los Muecas; Para olvidar que me olvidas, con Los Caminantes, Los Freddy’s y José Manuel Zamacona, y La mejor de las mujeres, en la voz de Vicente Fernández.
En esa ocasión le tocó de alternante a Viki Vera, quien dejó listo el escenario para que este cantautor deleitara al público con sus creaciones, sobra decir que también lució y así fue como una caravana de estrellas siguieron sus pasos, entre estos el genial Mike Laure, Mario Quintero, Lilia Marino, Luz Elena, entre otros.
Le tocó competir con discotecas que empezaban a ofrecer una rica variedad a la vida nocturna en aquella época, El Tropicana, El Boom, El Caballero, La Flor de Acapulco, entre otros, por lo que también ofrecía al término de la variedad música para bailar e introdujo el concepto de los globos, tal y como lo hiciera tiempo después disco Ninas.
Sin embargo, algunas malas decisiones fue lo que ocasionó que el negocio fuera decayendo, bajó la contratación de artistas de renombre y se empezó a introducir música grabada, lo que fue alejando a los clientes, hasta convertirse en un bar.
Solo los jueves se presentaban cantantes locales, entre estos algunos cómicos como Elías Acosta “El Chiquito”, así como solistas que actuaban en pozolerias, por lo que al perderse la calidad del espectáculo escribió el final de su historia, este emblemático lugar en los años 90´s.
Actualmente, todavía está en pie el viejo inmueble, pero es notorio el paso del tiempo, está prácticamente en ruinas y amenaza con colapsar, si no se le hacen trabajos de reparación.