Don Alfredo Castro con orgullo presume que son 53 años dedicado a la talachería, oficio que aprendió de su padre de niño junto con sus tres hermanos.
Recuerda que su progenitor los llevaba al negocio que empezó en la calle José Valdez Arévalo y después se recorrió casi esquina con Tadeo Arredondo, en donde llevan ya 50 años.
Aunque es poco conversador, revela que es un oficio noble y más que la fuerza se utiliza la inteligencia, "a veces los tornillos están pegados y hay que quitarlos para cambiar un neumático".
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Asegura que esto no es difícil, porque si no cede con una palanca, entonces se calienta y una vez que alcanza cierta temperatura se vuelve a palanquear, es fácil retirarlo, dice.
Don Alfredo refiere que aquí han llegado todo tipo de clientes y los atiende por igual, pues se garantiza el trabajo y esto hace que tengan prestigio en todo Acapulco.
Además, son los únicos que trabajan las 24 horas, por lo que ofrecen servicio a quien se los solicite, incluso, pueden salir a quitar una llanta para repararla, el chiste es que el cliente quede satisfecho.
Actualmente, trabaja con sus tres hermanos la talachería, de donde han sacado el recurso para sostener a sus familias y al mismo tiempo generan fuentes de empleo.
Agradeció a su padre y a Dios, por la oportunidad de aprender el oficio y tener un trabajo honrado, que le ha ayudado a cubrir los estudios de sus hijos y compartir las ganancias con sus tres hermanos.