Más de 34 días han transcurrido desde que Erika Dinora Pérez y su hija Valentina de 8 años no han podido conciliar su sueño, sus noches son largas, sus días tristes y desolados por no saber absolutamente nada de su esposo Marco Antonio Chávez Domínguez de 53 años, ingeniero de máquinas de la embarcación Mar Azul, desaparecida tras el paso del huracán Otis.
Aquel 23 de octubre, la familia de tres integrantes salió por la mañana a tramitar su pasaporte para poder cumplir el sueño de la pequeña de viajar a Europa.
Por azares del destino, dicho trámite no se logró por falta de un requisito, posterior a ello, ellas se regresaron a su hogar ubicado en Llano Largo y él se fue al Club de Yates, a su embarcación donde se había desempeñado por más de 10 años.
“Lo último que hablé con él por teléfono es que me dijo que estaba muy mal el tiempo, nos pidió que nos cuidáramos, que bajara las patillas de la luz, y cerrara el gas”, narró Erika con lágrimas detrás de estos lentes de sol y tomada de la mano de su hija.
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Esa noche que el meteoro azotó el puerto, el ingeniero de máquinas se encontraba en la embarcación anclada en la playa Guitarrón, entre las villas Alejandra y condominio Mar Azul.
Valentina enterada de la desaparición de su “papi”, se suma con una cartulina y gritos a la lucha de los demás familiares de marineros desaparecidos por Otis, para exigir a las autoridades busquen la embarcación, ya que ella confía en que Marco Antonio, quedó dentro, junto con su compañero José de 30 años de edad.
Ella, recuerda a su padre llevándola todos los días a clases, además del último viaje que hicieron hace un mes a la Ciudad de México, para disfrutar del clima frío, el cual les encanta.
Hace más de tres meses, el 21 de agosto Marco Antonio cumplió 53 años, fecha que la familia salió a celebrar con una comida, degustando un corte de carne y papa rellena, uno de los platillos preferidos al hombre dedicado a la mar.
Las fechas decembrinas se acercan y Erika se siente “terrible” al imaginar una cena de Noche Buena sin su esposo, los últimos 10 años de su vida compartió el pan y la sal en esas épocas, pero este 2023 no habrá nada de eso, por lo contrario será “peor para su hija”, exclamó.
Para ellas, la búsqueda de las autoridades de gobierno ha sido nula, durante el paso de los días han buscado a su esposo por diferentes lugares, como hospitales, Semefos, y otros municipios.
Erika y Valentina dos mujeres que diariamente se ponen de pie para realizar acciones que den con el paradero de su padre y esposo, no pararan “hasta encontrarlo”.