Doña Catalina espera con ansias todos los años el Domingo de Ramos, no solo por su vocación religiosa sino porque representa un ingreso extra ante la crisis económica.
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Desde las cinco de la mañana llega a la iglesia Sagrado Corazón de Jesús, junto con sus dos nueras, a vender los arreglos de palma real y de coco.
Son más de 15 años que la señora Catalina Corona Vaca desde que aprendió a realizarlos con solo ver, cuando acompañaba a comercializarlos con su suegra, quien ya falleció.
Este día en compañía de sus nueras y nietas tendieron sobre la banqueta una manta para poder exhibir sus diversos diseños, tamaños y precios de ramos.
Solo basta a Doña Catalina, dos minutos para elaborar un ramito que con ayuda de solo unas tijeras e hilo, los diseña, algunos como es el de la palma real, que este año subió al doble el precio de la planta, van trenzados y les agrega unas flores de colores para hacerlos más llamativos.
Los precios van desde los 5 hasta los 30 pesos y el año anterior vendió más de 70 ramos, obteniendo una ganancia mayor a los mil pesos.
La vendedora de ramos de palma espera hasta la última misa del día, que es hasta las 9:00 de la noche, para ella entrar a la iglesia y bendecir su “palmita” y llevarlo a su hogar como una manera de decirle a Jesús que entre.
El Domingo de Ramos es una festividad religiosa que marca el inicio de la Semana Santa en la tradición cristiana y se conmemora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, donde fue recibido por la multitud con palmas y ramas de olivo.