Sin dinero y sin comida, los Warriors iniciaron una travesía de casi 24 horas para poder participar en un torneo de basquetbol, buscando poner en alto a su comunidad, San Vicente, un poblado que pertenece al municipio de Chilpancingo que se ubica en las entrañas de la Sierra Madre del Sur.
El equipo está conformado por Manuel, Luis, Miguel, José Guadalupe, Juan, Jesús Adolfo, Gustavo y Fabián, jóvenes de entre 20 y 25 años de edad, quienes sueñan con algún día poder practicar ese deporte a nivel profesional.
La localidad de San Vicente se ubica aproximadamente a una hora y media de Chilpancingo, la capital del estado de Guerrero, y aunque la distancia no es mucha, el rezago y marginación es impresionante en esas comunidades serranas, las cuales se han caracterizado por la siembra de amapola como único medio para subsistir ante la falta de oportunidades de desarrollo.
Los jóvenes aprendieron el deporte de los maestros que son enviados a laborar a esas zonas, como sucedió con Manuel Sánchez, uno de los jóvenes basquetbolistas que aprendió las reglas del juego debido a que un maestro les enseñó.
Los Warriors salieron de su comunidad a las 11 de la mañana del 6 de octubre pasado, únicamente con las mochilas llenas de ilusiones. Atravesaron caminando los cerros y rancherías, y después de unas cinco horas de camino llegaron a la comunidad de El Fresno, también del municipio de Chilpancingo.
De no haber sido por los habitantes, ese día no hubieran comido nada ni hubieran tenido un techo para descansar previo al inicio del torneo. Al día siguiente muy temprano, salieron de esa localidad y caminaron otras cuatro horas hasta llegar a La Esperanza, la comunidad que organizó el torneo.
El torneo se realizó ese día por eliminación directa, y participaron 12 equipos, de otras comunidades como Zoyatepec, Coacoyulillo y El Fresno. Los Warrios obtuvieron el cuarto lugar, esto tras perder el partido por el tercer lugar.
Evidentemente el equipo iba por el triunfo, pero antes que eso estaban sus ganas por jugar y el alto honor de representar a su comunidad para poner su nombre en alto.
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“Las personas de nuestra comunidad se han de sentir orgullosas de nosotros, pues porque estamos yendo a aquellos lares donde incluso nadie había ido de nuestra comunidad, fuimos los primeros en ir”, dijo Manuel.
Para participar en la justa deportiva, el equipo se puso a trabajar semanas antes para comprar su uniforme y tenis, todo esto lo hicieron como muchos de esa zona, que no cuentan con apoyos de gobierno.
Manuel, uno de los integrantes del equipo, sueña con ser un jugador profesional de basquetbol y también con ser un ingeniero forestal, carrera que le llama la atención porque se enteró que a partir de esos estudios puede apoyar a su comunidad.
Sin embargo, ambos caminos que busca transitar son un verdadero reto, primero porque en su comunidad los jóvenes como el, solo terminan el bachillerato y después se dedican al campo o vienen a la ciudad para mantener a su familia.
Muchos de ellos, se emplean como chalanes de albañil o lo que lleguen a encontrar en la ciudad, dice Manuel.
Dice que en una ciudad un joven tendría muchas oportunidades de salir adelante, sin embargo en una comunidad de vive tranquilo y se valora lo que tiene, aparte de que el objetivo de bienestar radica en la colectividad.
Desde ese lugar, Manuel lanza un llamado al presidente Andrés Manuel López Obrador: “Nos diera la posibilidad de que nos apoye con los recursos necesarios para poder salir adelante y apoyos para que hagamos realidad nuestros sueños”, señaló.