/ jueves 9 de marzo de 2023

Los “tacos del lavado”, un espacio gastronómico único

De día funciona como lavado y taller de autos y por la noche se convierte en un mercado gastronómico, a unos pasos del edificio docente de la UAGro

Como una exquisita fragancia, los olores de la comida se extienden hasta a una cuadra de distancia del espacio que oficialmente se llama “La Plaza del Taco”, pero que la mayoría de chilpancingueños conoce por motes como Samborns Universidad, el Pequeño Garibaldi, los tacos del lavado, o las garnachas de la prepa, ello por ser un espacio que en el día funciona como lavado y taller de autos y por la noche se convierte en un mercado gastronómico a unos pasos del edificio docente de la UAGro.

La plaza del taco surgió en el año 2002, luego de que el entonces presidente municipal Héctor Astudillo Flores mandara desalojar el espacio que utilizaban en la parte trasera de la preparatoria número uno, justo donde ahora se ingresa al área de servicios escolares de la UAGro.

Doña Guadalupe Martínez, recordó que entonces le ayudaba a su cuñada Florencia Hidalgo con la venta, antes habían estado en la alameda y de ahí los quitaron, los pusieron de manera temporal en la calle Zapata, después los desalojaron y se instalaron atrás de la prepa.

“El alcalde Héctor Astudillo nos mandó quitar y tras estar varios días buscando, nos dieron permiso colocar los puestos en el estacionamiento de el lavado, entonces eran sólo cinco puestos y había el compromiso de que no se instalarían más, pero la encargada no cumplió y sigue metiendo más vendedores”.

Entrar a la plaza del taco es una experiencia suigéneris, pues en un reducido espacio se concentran muy diversos alimentos que cual fino perfume, deprenden exquisitos olores que se mezclan para deleite de los consumidores que muchas veces se enfrentan a la dura decisión de decidir que comprar.

En la este espacio conviven los olores de los tacos, las flautas, picadas, carnes asadas, tacos de cabeza, suadero, tamales, atole, hamburquesas, hot dogs y muchas cosas más, con la característica de que se preparan en este mismo sitio y por ello están despidiendo sus olores que incitan a la gula.

La señora Lupita se dedica a la venta de tacos dorados, quesadillas y otros alimentos típicos, se instala a partir de las cinco de la tarde y su jornada culmina a la media noche, al día siguiente su rutina inicia con la ida al mercado para comprar los insumos, y con ello iniciar la preparación, para regresar nuevamente a las cinco de la tarde.

“Una cosa que me enseñó mi cuñada antes de fallecer es que siempre tenemos que comprar materiales de buena calidad, porque los clientes tienen que recibir alimentos de primera, que tengan, buen sabor, buen olor, porque no se los vamos a regalar, el cliente paga por lo que consume”.

Doña Guadalupe Martínez, es quien atiende el negocio./ Foto: Abel Miranda | El Sol de Acapulco


Estableció que su trabajo en la venta de alimentos por la noche le está permitiendo sacar adelante a sus dos hijos de los que una actualmente cursa la secundaria y el menor apenas ingresó a la primaria, “Mi meta es que ellos estudien, que tengan una profesión, que se superen, no importa que uno tenga que trabajar para que ellos logren un futuro mejor”.

Finalmente la mujer indicó que a este lugar acuden mucha gente de todos los estratos sociales, pues lo mismo llegan políticos con su séquito de ayudantes, que personas humildes que con dificultad completan el pago de su comida, y también reciben a muchos viajeros, personas que llega de la ciudad de México, o de otras partes a la terminal y que buscan alimento, saben que en los tacos del lavado seguro encontrarán algo sabroso limpio y de buen sabor.

Como una exquisita fragancia, los olores de la comida se extienden hasta a una cuadra de distancia del espacio que oficialmente se llama “La Plaza del Taco”, pero que la mayoría de chilpancingueños conoce por motes como Samborns Universidad, el Pequeño Garibaldi, los tacos del lavado, o las garnachas de la prepa, ello por ser un espacio que en el día funciona como lavado y taller de autos y por la noche se convierte en un mercado gastronómico a unos pasos del edificio docente de la UAGro.

La plaza del taco surgió en el año 2002, luego de que el entonces presidente municipal Héctor Astudillo Flores mandara desalojar el espacio que utilizaban en la parte trasera de la preparatoria número uno, justo donde ahora se ingresa al área de servicios escolares de la UAGro.

Doña Guadalupe Martínez, recordó que entonces le ayudaba a su cuñada Florencia Hidalgo con la venta, antes habían estado en la alameda y de ahí los quitaron, los pusieron de manera temporal en la calle Zapata, después los desalojaron y se instalaron atrás de la prepa.

“El alcalde Héctor Astudillo nos mandó quitar y tras estar varios días buscando, nos dieron permiso colocar los puestos en el estacionamiento de el lavado, entonces eran sólo cinco puestos y había el compromiso de que no se instalarían más, pero la encargada no cumplió y sigue metiendo más vendedores”.

Entrar a la plaza del taco es una experiencia suigéneris, pues en un reducido espacio se concentran muy diversos alimentos que cual fino perfume, deprenden exquisitos olores que se mezclan para deleite de los consumidores que muchas veces se enfrentan a la dura decisión de decidir que comprar.

En la este espacio conviven los olores de los tacos, las flautas, picadas, carnes asadas, tacos de cabeza, suadero, tamales, atole, hamburquesas, hot dogs y muchas cosas más, con la característica de que se preparan en este mismo sitio y por ello están despidiendo sus olores que incitan a la gula.

La señora Lupita se dedica a la venta de tacos dorados, quesadillas y otros alimentos típicos, se instala a partir de las cinco de la tarde y su jornada culmina a la media noche, al día siguiente su rutina inicia con la ida al mercado para comprar los insumos, y con ello iniciar la preparación, para regresar nuevamente a las cinco de la tarde.

“Una cosa que me enseñó mi cuñada antes de fallecer es que siempre tenemos que comprar materiales de buena calidad, porque los clientes tienen que recibir alimentos de primera, que tengan, buen sabor, buen olor, porque no se los vamos a regalar, el cliente paga por lo que consume”.

Doña Guadalupe Martínez, es quien atiende el negocio./ Foto: Abel Miranda | El Sol de Acapulco


Estableció que su trabajo en la venta de alimentos por la noche le está permitiendo sacar adelante a sus dos hijos de los que una actualmente cursa la secundaria y el menor apenas ingresó a la primaria, “Mi meta es que ellos estudien, que tengan una profesión, que se superen, no importa que uno tenga que trabajar para que ellos logren un futuro mejor”.

Finalmente la mujer indicó que a este lugar acuden mucha gente de todos los estratos sociales, pues lo mismo llegan políticos con su séquito de ayudantes, que personas humildes que con dificultad completan el pago de su comida, y también reciben a muchos viajeros, personas que llega de la ciudad de México, o de otras partes a la terminal y que buscan alimento, saben que en los tacos del lavado seguro encontrarán algo sabroso limpio y de buen sabor.

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