Lo de Llanos de Tepoxtepec es la historia de un pueblo como muchos de la Sierra, cuya principal fuente de ingreso es la siembra de enervantes, lo que en la actualidad ha quedado en el olvidado por el ecoturismo.
Recientemente, la comunidad recibió su primera constancia de Registro Nacional de Turismo (RNT), que la acredita como prestadora de servicios turísticos en el país.
Para quienes han promovido el turismo en esa localidad, perteneciente al municipio de Chilpancingo, es un logro haber cambiado lo ilegal por lo legal.
Llanos de Tepoxtepec se encuentra a unos 40 minutos de Chilpancingo, y el único acceso es un camino de terracería, que conecta con el Fraccionamiento Jardines de Zinnia.
Hace 4 años, las familias se dedican al cultivo de la amapola, de donde se sustrae la goma de opio, de la que eventualmente se fabrica la heroína.
A partir de que las familias comenzaron a invitar a conocidos a hacer visitas en sus bosques, y a conocer sus vistas panorámicas, y sus grutas, llegó el chispazo de convertir el lugar en un sitio que sirviera de descanso y para despejarse del bullicio de la ciudad.
A la fecha, ya varios ejidatarios construyeron cabañas, restaurantes, comenzaron a hacer artesanías con hojas de pino, y a impulsar recorridos a caballo y en cuatrimotos.
A partir de ahí, otros destinos como Xocomanatlan, han optado por esta vía para desarrollar su economía, también en el municipio de Chilpancingo.
Aún con las avances registrados a la fecha, y que el destino se ha convertido en un lugar popular a nivel local, este también ha sido visitado por turistas de norteamericanos, europeos y sudamericanos.
Desde ese lugar, ubicado a más de 2 mil 300 sobre el nivel del mar, hay días en que se puede observar de ahí los volcanes Popocatépetl, Iztaccíhuatl, el Nevado de Toluca e incluso el mar del Océano Pacífico.
Aún con esto, el pendiente que tiene la comunidad, es que se construya una carretera de 9 kilómetros para mejorar el acceso a la comunidad para que todo tipo de público pueda visitar ese destino turístico.