El poblado de Las Chanecas, es un lugar enigmático y de leyendas, pues sus residentes afirman que aquí habitan criaturas mitológicas que llaman duendes o chaneques y de ahí tomó el nombre esta apacible comunidad ubicada a 21.9 kilómetros del puerto de Acapulco.
Los vecinos del lugar presumen que tuvieron contacto con chaneques, que se les aparecían en el arroyo y que eran muy traviesos, pero estos seres nunca le hicieron mal a nadie y se desvanecían introduciéndose entre la tupida vegetación, donde era difícil seguirlos.
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Está población en la década de los 70's era una colonia que se asentó sobre un camino rural, con el paso de los años se pavimento y se convirtió en la carretera federal Acapulco-Marquelia, que comunica al puerto con todos los municipios de la Región de la Costa Chica.
Fue en esta época que nació el mito, aunque los viejos habitantes afirman que se trató de un hecho real, del que fueron testigos no uno sino varios vecinos del lugar, personas respetadas y de credibilidad probada, cuyos testimonios y decisiones tuvieron que ver para que el poblado se llamará Las Chanecas.
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Don Alberto Salado Alfonso, tiene 58 años habitando en Las Chanecas, relató que de la orilla de la carretera se camina al arroyo, ahí se hacen pozas en donde se bañaban de pequeños, con la inocencia de su edad, un día se percataron de la presencia de duendes, que también se zambullían en el agua del arroyo y jugaban con ellos.
Rechazó de manera contundente que se trate de una historia imaginaria o que busquen alterar la verdad, mucho menos que sea solo un mito, toda vez que estos seres existen y aunque admitió que ya no se les ha visto, siguen vivos en la memoria de los fundadores de este poblado rural.
Don Beto, como lo conocen sus amistades y familiares, describe a los chaneques, como niños de entre 3 a 4 años de edad, no hablan, andan desnudos y son muy traviesos, que surgen de entre la maleza y les gusta jugar con otros niños, incluso, hay testimonios de los mayores que en ocasiones los invitaban a seguirlos, pero nunca lo hicieron.
Un tío mio un día estaba en el arroyo y se dio un baño, cuando se le apareció un duende, no lo asusto porque pensó que era algún hijo de un vecino y aprovechó para bañarlo, salió del agua y se fue a su casa, ahí llamó la atención a las mujeres.
¡Quien dejó al niño ir solo al arroyo!, dijo en tono molesto, pero le contestaron que todas las criaturas estaban en sus casas y regresó corriendo al arroyo, pero ya no estaba el niño y aunque lo buscó fue inútil, fue entonces que alguien le dijo que se trataba de un chaneque.
Tiempo después la población creció y aunque siguieron los avistamientos de estos duendes, la vida siguió su curso, además cuando incluían en sus pláticas a los chaneques con otras personas, no los tomaban en serio y hasta quizá hubo quienes los tildaron de fantasiosos y hasta de locos.
Al margen de lo anterior, años después se organizaron y se hicieron los trámites para registrar el poblado en el ayuntamiento, por unanimidad acordaron ponerle El Chaneque, pero como ya había otra comunidad con ese nombre, entonces se le cambio a Las Chanecas, que es el que prevalece hasta la actualidad.
La presencia de los chaneques en el arroyo traspaso fronteras, por lo que hubo un tiempo que fueron personas a investigar y recorrieron este afluente, pero no encontraron nada, otros grupos cámara en mano también investigaron y la suerte fue la misma, no hallaron nada.
Pero los vecinos no pierden la esperanza de que vuelvan aparecer estos pequeños seres y que hagan sus travesuras, tal y como lo hacían cuando se les vio la primera vez en el arroyo de Las Chanecas, el cual todavía existe.
