El mariachi, patrimonio cultural de la humanidad, también deleita con las interpretaciones de la música vernácula a propios y extraños en el puerto de Acapulco, entre estos, el "Mariachi Santa Lucía", fundado por Teodoro Palomar Hernández, mejor conocido como Teo, quien interpreta estos sones con su propio estilo.

El Teo, hombre sencillo, pero excelente conversador, en una pausa de su horario de trabajo, reveló que desde adolescente le llamó la atención la música de mariachi, así que terminó la secundaria y se metió a estudiar en la academia de música.

Pero a la par, buscó integrarse a un grupo y se unió al Mariachi Los Mañaneros, en donde aprendió a comprender que este tipo de música transmite valores que fomentan el respeto del patrimonio natural de las regiones mexicanas y de la historia del país.

Un año más tarde, es decir, al cumplir los 16 años de edad, se unió al mariachi Tapatío, en donde le permite seguir nutriendo su conocimiento sobre la música tradicional y entiende que se trata de un elemento fundamental de la cultura del pueblo mexicano.

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Tuvieron que pasar diez años, para formar su propio mariachi, el 18 de mayo del 2004, que íntegro con 6 elementos, cuidando todos los detalles de vestir con indumentaria regional, inspirada en el traje de charro, con un amplio repertorio de canciones acompañándose con instrumentos de cuerda.

Teo, en este punto, precisa que integró dos trompetas, dos violines, vihuela, guitarra y un guitarrón, poniendo su propio estilo en la interpretación de jarabes, minués, polkas, valonas, chotis, valses, serenatas, corridos y baladas típicamente mexicanas.

Fue así que empezaron a participar en fiestas, eventos artísticos, hasta para abrir conciertos de artistas reconocidos, ambientar días festivos, tanto en hoteles y oficinas del gobierno, actualmente por la inseguridad ya no trabajan por las noches.

Dijo que la pandemia del Covid-19, les pego fuerte y después de dos años, tratan de recuperarse de la crisis y por la pérdida de sus compañeros que sucumbieron por contagiarse del vector, en el mismo sitio en donde han permanecido casi 30 años, en la avenida Cuauhtémoc, a la altura de la gasolinera Modelo, en donde convergen junto con 15 grupos de mariachis.

Aseguró que actualmente ser mariachi, ya no es negocio, pero en un buen día sale para llevar el sustento a la familia, en su caso no les ha faltado el trabajo, cuya jornada laboral la empiezan a las 3 de la tarde y a las 8 de la noche se retiran a sus hogares a convivir con la familia.

En medio de todas estas circunstancias, Teodoro Palomar, tiene un proyecto que es crear su propia escuela de mariachi y enseñar a los jóvenes la música tradicional mexicana, porque en Acapulco no la hay, "todavía se está cocinando la idea, pero es uno de mis propósitos personales", dijo.

Su objetivo es traer maestros de la Ciudad de México, a efecto de que transmitan sus conocimientos para formar a los mejores músicos y que surja una nueva camada de mariachis, cien por ciento acapulqueños, para continuar divulgando nuestra música regional mexicana, apuntó.