La inmensa mayoría de los habitantes y visitantes de Chilpancingo se han detenido en algún momento a leer y reflexionar sobre la frase que se encuentra escrita con letras de oro en la entrada del panteón central: “Descúbrete ante la augusta paz de nuestros muertos, Aquí donde terminan las ambiciones humanas”, pero muy pocas personas saben su origen.
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La frase fue elaborada por el ingeniero guerrerense Agustín Aragón y León, que fue el catorceavo ingeniero Geógrafo topógrafo graduado y titulado por la entonces Universidad de México hoy UNAM.
Su nieto Horacio Aragón Leyva, relató que la historia de la familia Aragón en Guerrero inició con su bisabuelo José Hermenegildo Aragón Ibarra, quien se dedicó al comercio y viajaba desde el estado de Morelos del que fue originario y visitaba el puerto de Acapulco.
Chilpancingo siempre fue un paraíso en el camino, porque los viajeros como él que venía del municipio de Juan Acatitlán, viajaba hasta iguala en tren después viajaba en mula o caminando hacia Chilpancingo la calurosa Cañada del Zopilote era muy pesado transitarla hasta Chilpancingo que tiene un clima templado además de que aquí se conseguía comida y lugares para descansar y atención para los animales, regresar de Acapulco para acá es lo mismo, toda la subida desde Tierra Colorada es un tramo complicado hasta la tranquilidad de la capital.
En los viajes don José Hermenegildo conoció a una hermosa mujer de la familia Leyva, que fue hermana de la madre de Teofilo Olea y Leyva, Martha Leyva León, ellos contrajeron matrimonio y uno de sus hijos fue el ingeniero geógrafo topógrafo, Agustín Aragón, quien fue seleccionado para formar parte de la comisión que estableció los límites de la frontera entre Estados Unidos y México.
En la década de 1940 Agustín Aragón decidió abandonar el trabajo de ingeniero y se dedicó a promover en varias parte del mundo pensamientos filosóficos desde la teoría del positivismo, constantemente regresaba a Chilpancingo donde pasaba largas temporadas y ofreció muchas conferencias sobre la teoría filosófica, fue entonces cuando su amigo el gobernador Gerardo Rafael Catalán Calvo le pidió hacer una frase para colocarla en la puerta del cementerio.
Ahí nació este pensamiento que es una de las expresiones más profundas que describen la naturaleza humana, relató el nieto de quien la elaboró.
“Una frase muy impactante, muy fuerte. La calle que va al panteón en Tixtla se llama "Igualdad", porque al pasar por ahí ya todos somos iguales, pero esta frase es más contundente porque a fin de cuentas ahí se quedó todo”.
Agustín Aragón y León está sepultado en la Rotonda de los Hombres Ilustres de la Ciudad de México y actualmente su familia busca que se le reconozca su legado colocando su nombre junto a la frase que escribió.
En algún tiempo las letras colocadas en el panteón fueron de material metálico, con el tiempo se deterioraron y hoy están sólo pintadas de color oro, y una pequeña referencia muy difícil de leer con el nombre del autor de tan profundo pensamiento, por ello la familia busca que las letras del nombre también sean metálicas y de ser posible se coloque una referencia en el interior del cementerio.