Sin importar lo cansado y complicado que representa caminar con sus dos piernas mutiladas hasta la rodilla apoyado únicamente de un palo de escoba, don Raúl, recorre todas las dependencias de gobierno en busca de que alguna autoridad lo ayude integrándolo a un programa de apoyo económico con el que pueda cubrir parte de sus necesidades y de sus tres hijos que aun dependen económicamente de él.
Con la esperanza de ser escuchado por la alcaldesa de Acapulco, este lunes desde muy temprano don Raúl, sale diario de su casa ubicada en la localidad de Barrio Nuevo, situada cerca de la caseta de cobra deLa Venta de la Autopista del Sol, para iniciar su peregrinar en cada dependencia de gobierno, las cuáles recorre con su folder de papeles bajo el brazo y su bastón que le sirve de apoyo al igual que el hombro de su hija menor que también lo acompaña.
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Desde hace cinco años, la vida para don Raúl, quien se dedicaba a cobrar por tirar basura en su triciclo casa por casa, cambió de manera drástica, debido a la enfermedad de la diabetes, padecimiento que provocó que le fueran mutiladas sus dos piernas hasta la rodilla, obligándolo esto a vivir un nuevo peregrinar, a tener una nueva forma de vivir y de buscar el ingreso para hacerle frente a las necesidades al interior de su hogar, así como el gasto que representa aún el estudio de sus dos hijos menores.
“Soy diabético y está enfermedad cambio totalmente mi vida, me cayó gangrena en las piernas desde cinco años, por lo que perdí parte de estas y ahora camino colocándome vendas algún trapo en la parte de la rodilla para salir a las calles, esto con el apoyo de un palo de escoba y en ocasiones del brazo de mi hija menor de 13 años de edad, es difícil la situación pero busco la forma de vivir y cumplir con mi familia; espero en Dios que por primera vez me acepten en un programa de apoyo del gobierno, porque lo he buscado en muchas ocasione sin tener el resultado alentador que una persona como yo necesita para sobrevivir”, dijo.
Con su rosto cansado y sentado en una pequeña jardinera en la cancha de la Unidad Deportiva Vicente Suárez, don Raúl espera que lo llamen para ver si es aceptado para recibir un apoyo, el cuál le ayudaría a tener una mejor calidad de vida él su esposa y sus dos hijos menores.
Tiene cuatro hijos, uno de éstos ya casado y tres más que viven con él y su esposa en su casa en la que también tiene que pagar servicio públicos como servicio de energía eléctrica, y agua potable.
Aseguró que perdió sus piernas por la enfermedad que padece, pero no las ganas de seguir viviendo, aún con lo complicación que representa caminar con un palo de escobar que representa un bastón para sostenerse y aguantar las largas caminadas que da diariamente al salir a buscar trabajo para tener dinero y cubrir las necesidades de su casa y de su familia que es lo más importante en la vida.