Trompos, yoyos, valeros, matracas, carritos de madera y títeres, son algunos de los juguetes tradicionales que son hechos a mano por artesanos, pero que aseguran están en vías de extinguirse.
Don Felipe Pastor, artesano del municipio de Atlocomulco, Estado de México, instaló su puesto informal en la plaza Juan Álvarez, cerca de la catedral de nuestra señora La Soledad, en este periodo de vacaciones de Semana Santa y Pascua.
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Con 60 años elaborando estas piezas de madera, recuerda que fue su abuelo quien le enseñó el oficio y de esto se ha ganado la vida, pero también ha formado a sus hijos, quienes heredaron el arte de la tradición juguetera.
Tocando un violín que fabricó en su taller, reveló que personalmente corta la madera y le da forma a cada pieza, siempre cuidando que sean de calidad, sin importar la cantidad y variedad de los juguetes, pues garantiza que son hechos a mano.
Lamentablemente, en la actualidad ya no es negocio, las ventas se desplomaron y ahora solo sobreviven, pues la tecnología está acaparando la atención de las niñas y niños, ya que prefieren el celular o los video juegos.
Don Felipe Pastor, confiesa que le queda poco tiempo de vida, pero no quiso guardar cama y prefirió viajar al puerto de Acapulco, para vender las piezas que hizo con tanto cariño, tal y como lo ha venido haciendo desde hace 30 años.
Dice que no han tenido ventas, pero no se desaniman y confían que algún cliente se interese por algún juguete, "después vamos a ir a la playa a disfrutar del mar", refiere este artesano de 67 años de edad.
Por cierto, dijo que el violín que estaba tocando tiene un costo de 120 pesos, pero hay también de 150, todos hechos de madera fina y cuidadosamente ensamblados.
--¿Pero si tocan?
¡Claro! Si no, no como...