Nadie sabe más sobre el jaguar en Guerrero que Fernando Ruiz (41 años), un biólogo que ha dedicado más de diez años de su vida al monitoreo de estos felinos, de especies de plantas y otros animales en riesgo de extinción.
Sin embargo, durante ese tiempo se le ha negado ver con sus propios ojos a uno de esos ejemplares que siempre ha estudiado y visto a través de imágenes y videograbaciones.
“No he tenido la fortuna en ese sentido, pero siempre hemos estado detrás del gato”, dice entre risas, quien se ha convertido en un activista, pionero en la conservación del medio ambiente con la organización de las comunidades.
“No hemos dedicado tiempo a verlo directamente, si lo logramos es una fortuna”, menciona, y enseguida afirma que quienes sí lo han visto son lugareños, que sorpresivamente ven al felino en el campo o en lo profundo de la Sierra Madre del Sur.
Fernando Ruiz encabeza el Proyecto Wild Felids Conservation, cuyo estrategia resumida sería la de promover, y concientizar a las comunidades sobre el cuidado de la flora y fauna, y esto en una primera etapa se hace con el monitoreo de estas especies a través de cámaras trampas, de las que se desarrolla todo un proceso para la conservación del ecosistema.
Rechaza el trabajo de solo registrar o que toda la información obtenida a través del trabajo de campo, acabe en revistas o artículos científicos, y le apuesta mejor por el trabajo aplicado en las comunidades.
Su trabajo inició con la organización territorial, los ordenamientos territoriales comunitarios, y el contacto con ejidos y comunidades para el cuidado de la fauna silvestre en diferentes partes del estado, y esto lo ha llevado a ser uno de los pocos especialistas en el tema.
En 2009, participó en un programa federal para identificar si en la entidad había poblaciones de jaguares, y después le dio seguimiento a ese primer trabajo hasta que después se involucró formalmente a una estrategia del Instituto de Ecología de la UNAM, que después pasó a conformarse como la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar.
Sus conocimientos le han valido para trabajar y realizar aportaciones en estados como Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo y Yucatán por sus bastos conocimientos sobre el jaguar.
Incluso, fue llamado para participar en uno de los ocho tramos comprometidos para la construcción de lo que será el Tren Maya. En esta participación, Fernando realizó monitoreo sobre el felino y también para determinar los pasos de fauna en esa zona, sin embargo, su colaboración concluyó con un cambio que hubo en la administración del proyecto.
Para el biólogo, como muchos lo conocen, el jaguar es una especie importante y pieza clave del ecosistema, no sólo porque es un ícono cultural en la entidad, sino que se trata de una especie que funciona como indicador de cómo se encuentra la salud dentro del ecosistema, esto se traduciría a que dónde hay un ejemplar, hay presas, agua, y bosques.
Ruiz resalta que este felino está en riesgo en el país y en Guerrero, y su población al menos en el contexto local es “muy reducida”, y se estima entre 120 ejemplares en territorio guerrerense, razón por lo que considera urgente e indispensable establecer más proyectos para su conservación.
En el último trabajo en el que participó Fernando se encuentra la reintegración a su hábitat de un ocelote subadulto de unos 4 años de edad en el Filo de Caldo Flaco, una zona ubicada entre los ejidos de Cordón Grande y El Balcón, en la sierra de Tecpan de Galeana, a unas 9 horas de la capital de Guerrero.
