Para el fotógrafo Raúl Alberto Galindo Medina, la fotografía es “arte y visión”, el retratar cientos de rostros le ha permitido entender que esta actividad llego para quedarse, más allá de los avances tecnológicos, aunque reconoce que las nuevas generaciones no tienen “creatividad o imaginación” de tomar una foto.
Desde hace más de 40 años, se dedica esta noble profesión, relató para El Sol de Acapulco, que comenzó en la fotografía a los 17 años, en su natal Tlaxiaco, Oaxaca, quien retrataba a los ciudadanos indígenas de forma “espontánea”. En una ocasión, capturó a un campesino cargando comales de barro, en su brazo cargaba una palma y a la vez comía un taco.
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“Fue tan espontánea la foto, que ni siquiera medí distancia. Yo salí de mi casa y pum disparé, lo que hice fue un chiripazo. Se me ocurrió, mandar mis fotos a la revista de ‘Jueves de Excelsiór’, por sorpresa un vecino de la colonia me dice: Oye salió una foto tuya publicada. Eso es noticia de un pueblo, que mi foto había salido en dicha revista. Había mandado una foto sin clasificación, sin enfocar sin nada, fue espontánea esa foto”, explicó.
Luego de varios años de tomar fotografías en escuelas de las comunidades de Oaxaca, además de dedicarse a otros oficios, Raúl a mediados de los 90 llegó al puerto de Acapulco, para trabajar en: Luis Duran, Mosso, Foto Hollywood, Ayerdi, Foto Marroquín, entre otras, después decidió establecer su propio estudio en La Sabana, hace 38 años.
En el negocio estuvo al frente cinco años, el cual cerró y regresó a su pueblo, Tlaxiaco, debido a que su padre enfrentaba problemas de salud. Sin embargo, volvió a su profesión ahora en las escuelas, aunque reconoció que le costó trabajo un año de convencer a los maestros.
“Cuando vieron mi trabajo, puse mis condiciones en el pago. Ya el segundo año estaba acreditado, tomaba (fotografías) escuelas y universidades, así como en comunidades les daba un precio cómodo”, confesó.
Después de cuatro años regresó a Acapulco, reabrió su estudio fotográfico sobre la avenida Adolfo Ruiz Cortines, frente a la escuela secundaria Técnica Uno, actualmente ha dedicado su tiempo a recibir clientes que van en busca de fotografías para cartilla militar, credenciales, pasaportes, visas o diplomas.
La era digital
A principios del 2010, Raúl se enfrentó a la primera disminución de la demanda del servicio, pues se habían puesto en tendencia a que las personas utilizarán cámaras digitales, mismas que se usan para varios eventos sociales, públicos y privados.
También, criticó que la nueva generación de fotógrafos “no saben lo que toman”, con sus cámaras de grandes lentes. Además, señaló que ellos tienen “desconocimiento” de la historia de este oficio, que la principal enseñanza a los que aspiraban a ser fotógrafos es: enfocar.
“El buen fotógrafo de antes le pedían 100 fotos, llevaba tres rollos para 108 fotos, entregaba las 100 y bien tomadas. Hoy, te toman 500 o mil fotos, para que entreguen 100 fotos. Además, la mayoría de fotógrafos de ahora como comerciales y profesionales no saben lo que están tomando”, cuestionó.
Por eso mismo, manifestó que las cámaras analógicas jamás serán remplazadas por las digitales, pese a la poca creatividad de los nuevos fotógrafos, que han cedido a lo práctico sin mayor ingenio o visión.
“Hoy en día una (cámara) digital no te dará la calidad como una análoga”, atajó.