El primer ataque mortal de un tiburón a una turista extranjera ocurrió en la playa Caleta, un 31 de julio de 1958, ante la presencia de bañistas que con horror presenciaron como el depredador le arrancó la pierna izquierda y le cerceno la mano derecha.
El empresario Alejandro Martínez Sídney, hijo del legendario y decano del buceo acapulqueño, Hilario Martínez Valdivia, mejor conocido como “Perro Largo”, contó que este episodio lamentable fue parte de las anécdotas de los viejos pescadores que tenían amistad con su padre.
En aquel entonces, no se había presentado ningún otro incidente relacionado con estos especímenes, por eso el puerto de Acapulco era considerado un lugar tranquilo y apacible, se ganó el estatus de ser el único destino turístico más seguro del país, por tanto, atraía a turistas nacionales y extranjeros.
Ese fatal día, las tranquilas aguas de la playa invitaban a refrescarse y olvidarse del estrés, sin que nadie se diera cuenta que cerca merodeaba un tiburón de aproximadamente cinco metros de largo y de un peso de casi media tonelada, el cual patrullaba desde el punto conocido como el canal de Bocachica a la isla de la Roqueta.
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Dos turistas franceses llegaron temprano a la playa Caleta y tras instalarse, ambos se metieron a nadar cerca de donde rompían las olas. En ese momento llegaron más turistas nacionales y extranjeros, que también disfrutaron de las cálidas aguas marinas, sin notar que algo extraño a la distancia merodeaba.
Los franceses Suzanne Dreyfus y su amigo Enrique Moifer, se alejaron a una parte más profunda y ahí permanecieron, cuando repentinamente algo atacó a la mujer y las aguas marinas se agitaron, a la vez una mancha roja se extendió sobre la superficie y gritos desgarradores de auxilio rompieron la alegría de los bañistas, que horrorizados veían como el monstruo marino la atacaba.
Su compañero, a gritos pedía ayuda sin poder hacer nada y por miedo nadó a la orilla, dejando a la mujer a merced del escualo, el cual le arrancó la pierna izquierda y le cerceno la mano derecha, provocándole una severa hemorragia, para después desaparecer en las profundidades del mar.
Un pescador llegó y se lanzó para sacar a la turista de 39 años de edad, quien por la pérdida de sangre ya no tenía signos vitales, aún así pidieron la presencia de los paramédicos de la Cruz Roja, pero sólo confirmaron la muerte de la francesa y tuvieron que dar parte al Ministerio Público del Fuero Común.
Las autoridades tomaron nota de lo ocurrido y se pidió a la Marina Armada de México, que se haría carga de buscar y capturar al feroz tiburón, pero a pesar de que se patrulló la zona no lograron dar con el escualo y días después terminaron por abandonar los operativos.
Ante el temor de una protesta diplomática por parte de la embajada de Francia, el gobierno municipal solicitó los servicios del mejor buzo de Acapulco y se pidió a Hilario Martínez se hiciera cargo de cazar al depredador, quien, enterado de lo sucedido, no dudó en Aceptar ir tras el animal.
“El Perro Largo” reunió un equipo integrado por Carlos Bello “El Chale” y Félix Tornés, quienes junto con sus ayudantes zarparon de El Malecón en punto de las 08:00 de la noche a mediados de agosto de ese mismo año, cargados de carnada consistente en cabezas de pez vela y dorado, que lanzaron al mar para atraer a su presa.
Transcurrieron horas, hasta que, a la medianoche al navegar un área dentro del perímetro de Bocachica, sintieron que algo grande jaló uno de los anzuelos y fue Hilario, quien empezó a tensar el carrete y repentinamente el estirón de la cuerda fue tan brutal, que el barco lo sacudió y entendieron que era algo grande.
Félix y El Chale, acudieron a la ayuda de El Perro Largo, dando así una lucha sin cuartel al tiburón, que lidiaba para liberarse, fue necesario echar mano de toda su experiencia y ayudarse con la fuerza del motor fuera de borda, tratando de fatigar a este espécimen que al paso de las horas no se rendía y arremetió contra el barco en más de una ocasión.
Casi diez horas habían transcurrido y no lograban poner fin a la lucha, por lo que Hilario decidió usar su “varita mágica” como le llamaba y se trataba de una hawaiana, con una bala de calibre 357 Mágnum, que tenía que disparar a corta distancia, tomó su visor y un tanque de oxígeno y se lanzó entre el oleaje.
Mientras sus compañeros mantenían la caña de pescar bien sujeta y continuaban tirando, El Perro Largo, nado ágilmente hasta colocarse a una corta distancia y disparó su arma, con tanta fortuna, que el proyectil hizo blanco en la cabeza del escualo y puso fin así a la cacería del enorme ejemplar.
En esas condiciones lo remolcaron hasta el Malecón y una vez ahí con la ayuda de una grúa, sacaron al depredador y lo exhibieron, poniendo fin a este episodio que marcó al puerto de Acapulco, por tratarse de un suceso que involucro a una turista de origen francés, quien se convirtió en la primera persona en sufrir un ataque de un tiburón en Acapulco.
La hazaña del buzo acapulqueño Hilario Martínez Valdivia, "Perro Largo", quedó registrada en una fotografía al lado del enorme tiburón y sus compañeros, quien con la humildad que lo caracterizó dio crédito a sus compañeros El Chale ya Félix Tornés.