Conocido como "el hotel de las estrellas de Hollywood", El Flamingos, alguna vez hogar de Johnny Weissmuller, el mítico "Tarzán"; ahora dicen que por las noches se escucha el grito del rey de la selva que lo hizo famoso en sus películas.
Esta versión ha cobrado notoriedad, porque algunos huéspedes que ocuparon una de sus 36 habitaciones, afirmaron que escucharon con claridad ese llamado a los animales de la selva que identificó en sus largometrajes al "Tarzán" de los monos.
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Pero empecemos por el principio, mucho se ha escrito sobre cómo nació el escondite de la pandilla de Hollywood, pero para poder entender este pasaje de la historia, es necesario regresar a 1932, año en que él nació en un pequeño poblado que en ese momento pertenecía al Imperio Austro-Húngaro, se mudó a Pensilvania, Estados Unidos.
Más tarde vivió en Chicago, ahí Johnny comenzó a practicar natación y llegó a formar parte del equipo olímpico norteamericano, compitió en los Juegos Olímpicos de París en 1924 y en los de Amsterdam en 1928. En su palmarés obtuvo seis medallas olímpicas (cinco de oro), su carrera como nadador le granjeó un contrato como modelo y la oportunidad de hacer su primera aparición en una película al año siguiente.
El éxito llegaría un par de años después, cuando interpretó a Tarzán en el largometraje "Tarzan the Ape Man" de 1932. La producción fue un éxito en taquillas, y entre ese año y 1948, Weissmüller interpretaría a Tarzán en doce ocasiones.
Fue justamente en "Tarzán and the Mermaids" que la producción decidió filmar fuera de los Estados Unidos, en una locación de México, cuya fama había subido como la espuma en aquella época: Acapulco.
Cabe mencionar que para finales de la década de los 40, el puerto mexicano ya había consolidado su fama internacional: Rita Hayworth y Orson Welles habían grabado ahí varias escenas de "La Dama de Shanghai" el año anterior.
Por cierto, en aquellos años, entre sus hoteles más famosos, destacaban el de Las Américas, el Casablanca, el Caleta y El Flamingos, en donde se alojaban de igual manera a estrellas de cine que a miembros del Jet Set, mexicanos como internacionales. Fue precisamente El Flamingos el que cautivó al protagonista de "Tarzán".
El actor visitó muchas veces al puerto y terminó por mudarse definitivamente a Acapulco y con sus amigos: John Wayne, Red Skelton y Fred McMurray, se decidieron a comprar el hotel "El Flamingos", el cual rápidamente se convirtió en uno de los principales "hot spots" del boyante y exclusivo destino turístico.
Cuentan que las mejores fiestas de todo Acapulco (y quizá de todo México) se llevaron a cabo en sus instalaciones. La lista de invitados incluía tanto a otros actores de Hollywood como políticos y miembros de la realeza.
Sin embargo, el ruido constante de las eternas fiestas era demasiado para Johny, por lo que el actor decidió entonces construirse una casa apartada del resto de las demás habitaciones, pero con una modificación singular.
En efecto, para esta residencia, el actor se inspiró en las chozas que aparecían en sus películas de "Tarzán" y mandó a edificar una casa redonda, pues le habían dicho que así los espíritus malignos, que sólo pueden viajar en línea recta, no podrían entrar en ella.
Pasó los últimos 21 años de su vida en su amada casa redonda (también conocida como "La Casa de Tarzan", ahí lo sorprendió la vejez, con sobrepeso y casi con setenta años, un mal movimiento hizo que se cayera y se rompiera la cadera.
Aunado a esto, los médicos notaron que su memoria estaba muy deteriorada, no reconocía a las personas y hay versiones de que presuntamente cuando pudo caminar, salía al pasillo de su residencia totalmente desnudo y lanzaba su mítico grito de rey de la selva.
En el principio de su fin, le descubrieron una dolencia cardíaca, más tarde tuvo dos derrames cerebrales y quedó postrado en una silla de ruedas. Así lo contaba en 1980 su última esposa, Maria Brock Mandell Bauman, quien estuvo a su lado hasta que finalmente falleció en 1984 y sus restos fueron inhumados en el panteón Valle de la luz.
Después empezaron a escuchar el grito del rey de la selva, pero nunca lograron ver fantasma alguno, al menos no se tiene versión de esto, en lo que sí coinciden es que en medio de la noche en ocasiones el viento de la brisa marina trae ese alarido que tanta fama dio a "Tarzán".
Tiempo después el hotel fue vendido por sus descendientes y hoy en día se mantiene en servicio, pero existen testimonios no confirmados que por las noches se escucha ese grito que también se disputó su autoría, tal pareciera que Johnny Weissmuller sigue disfrutando la brisa y la vista que hace más de siete décadas cautivaron también a la pandilla de Hollywood.