/ sábado 24 de diciembre de 2022

El Machete Costeño | “Almas amantes tiernas…”

Con la última posada se apuntaló nuevamente la tradición de las fiestas decembrinas en el Tecpan del siglo XXI

Bajo un cielo limpio y luminoso de estrellas en noches decembrinas, por calles empedradas de un Tecpan (de Galeana, Guerrero, México) de mediados del siglo pasado, las tradiciones navideñas inundaban los viejos barrios con esos bellos cantos, entonados por agraciadas voces de no menos bellas jovencitas que invitaban a unirse a pedir posada a los santos peregrinos que esperaban la llegada de un mesías… eran tiempos de días tranquilos y noches de serenidad, de casas con puertas abiertas y mecedoras en el corredor, desde donde las familias veían pasar la peregrinación con “Los Santos”, nada menos que San José y la Virgen María, deambulando por calles de un Tecpan sin luz eléctrica, guiados por hileras de hombres con hachones de varas de ocote seguidos de dos largas filas de velas encendidas en la diestra de jóvenes pastoras que los acompañaban.

Llegada del Cordero./ Foto: @Ramón Sierra

Y así, se despertaba la alegría previa a la llegada de diciembre, con su Día de la Virgen, Las Posadas y la Navidad; desde el día 16 al 23 de diciembre, desde las casas de adobe y teja salía una romería de mujeres con rebozo o chalina, yhombres con sombrero, con rumbo a la casa que esa noche albergaría a los Peregrinos. Y la serena noche se estremecía por el bello canto, que se entonaba en aquellas viejas Noches Buenas —herencia del Padre Alberto Vivanco, el guía espiritual de entonces— para gloria de Tecpan:

Ya viene el Cordero,

venga en hora buena,

para darle al mundo, Cordero,

una Noche Buena.


Ya viene el Cordero

desde su mansión,

a sacrificarse, Cordero,

por el pecador.


Ya viene el Cordero… (estribillo)


Ya viene el Cordero

desde esta morada,

para darle al mundo, Cordero,

la gloria deseada.


Ya viene el Cordero… (estribillo)


Todo el mundo entero

tiene gran contento,

al tener noticias, Cordero,

de tu nacimiento.


Ya viene el Cordero… (estribillo)


Las aves canoras

con plácido acento,

cantan la venida, Cordero,

de tu nacimiento.


Ya viene el Cordero… (estribillo)


Repitan repitan,

repitan mortales,

que Dios vino al mundo, Cordero,

a quitar los males.


Ya viene el Cordero… (estribillo)


Y al acercarse a la morada los cantos subían de tono:

“Almas amantes tiernas,

las que saben sentir,

venid a Nazaret,

venid acá, venid…”

En la última posada del diciembre de 2012, apuntaladas apenas por los horcones místicos de los tecpanecos asiduos a la parroquia de San Bartolomé, las tradiciones de mi pueblo volvieron a deambular por esas viejas calles y alegraron los barrios el Tepetate, la Capilla, La Chorreada, La Reforma… bajo noches decembrinas. Y aún se pudieron ver esas procesiones precedidas por jóvenes y señores portando hachones elaborados con rajas de ocote iluminando con su lumbre las viejas calles por donde iban pasando los “Santos” (las antiguas y aún bellas efigies de bulto de San José y la Virgen María, patrimonio histórico de los tecpanecos). Y se pudieron admirar —aún— los vistosos altares para albergar a estos Santos Peregrinos en las casas cuyas familias con casi cuatro años de anticipación, solicitaron a la Parroquia les concediera la gracia de hospedarlos en una de las nueve posadas que alegran las noches decembrinas del pueblo; como en la última, que doña Genarita, la del día 23, (porque la del 24es la de la Iglesia, en que los “Santos” regresan a su morada principal, para recibir al Niño Dios en la “Misa de Gallo”) había solicitado con mucho tiempo de anticipación pero que apenas, a casi un mes de recibirlos, los Santos Peregrinos la albergaron a ella allá en su morada del Cielo; sin embargo, una vez terminado el novenario por su partida, un bien organizado grupo de hijas e hijos, nueras y yernos, sobrinos, nietos y bisnietos de la familia Orbe Reyes, sacaron adelante el compromiso de llevar a cabo la última posada de 2012, una de las más bonitas y alegres —al decir de la población— en la que hubo, aparte de los cantos de la tradición de esta fiesta navideña, y además de las piñatas y los aguinaldos, el gusto de deleitar un rico pozole servido en los corredores de las casas de los vecinos que participaron, casi como anfitriones, para deleitara tantísima gente del pueblo que asistió. Y hubo, además, la presencia de la danza de Los Tlacoloreros del barrio de Tequicorral, de Chilpancingo,asombrando a la gente con los tronidos de sus chirriones; más “palo encebado”,“cuche encebado”, globos aerostáticos, los toritos de fuego y los pirotécnicos de luces multicolores, con la gente velando hasta las cinco de la mañana…

María. / Foto: @Ramón Sierra

Y al otro día (el 24), después de dormir algunas horas, otra vez la familia, los del barrio y alguna gente del pueblo, se dieron cita junto al altar —imitando el pesebre de Nazareth (con figuras por cierto de Roberto Abú)— para llevar a cabo “Las Jornadas”, en que rezos y cantos acompañan la morada de los Santos Peregrinos,y aunque ya no quedan ni las reminiscencias de agraciadas voces de jóvenes pastoras del Tecpan de ayer, se pudo escuchar las entonadas voces de Guadalupe(Lupe) Ocampo Solís, María Francisca (Francis) Ocampo Serrano y de Josua Yair Martínez Torres, (un jovencito por el que pudiera salvarse la tradición) rescatando los viejos cantos; como ese que pregunta por la personalidad de la Virgen María, tan nuestra, porque de aquí surgió: “¿Quién es esa que viene llenando / de perfumes el plácido ambiente, / más hermosa que el sol en Oriente, / más graciosa que Esther y Judith? / Es la reina del cielo, es la Madre / del Señor que domina los mares / por quien Venus, Iris y Antares / en el orbe derraman su luz; / la que se halla en un trono de gloria, / circundadade inmensos querubes, / a quien peana le forman las nubes, / a quien Madre le nombra Jesús…” Y luego, entre misterio y misterio del rosario, sus alabanzas iban subiendo de tono y de belleza, acompañadas por un teclado que ejecutaba el joven Ranferi Orbe, del violín de Rosendo Padilla y el saxofón de don Juan Abarca; cantos que invitaban a los fieles a participar del nacimiento de Jesús: “Almas amantes tiernas, / las que saben sentir, / venid a Nazaret, venid acá, venid…” Y otras, ensalzando la presencia de María: “Con torrentes de luz que te inundan / los arcángeles besan tus pies, / las estrellas tu frente circundan / y hasta Dios, complacido, te ve; / pues llamándote pura y sin mancha / de rodillas los mundos están / y tu espíritu arroba y ensancha / tanta fe, tanto amor, tanto afán...” Y esta otra: “Vengo a dejarte niña preciosa / como una ofrenda mi corazón / lirios del campo que te perfumen / y entre los lirios mi adoración. / Que mi plegaria pura y ferviente / llegue a tu trono, niña gentil, / como el incienso, como el aroma / de los jazmines del mes de abril…” Y esta otra, inspirada en los ojos de María: “Tus ojos convierten / si miras propicio / en gloria y delicia / la triste aridez; / pues son tan amables/ oh Virgen divina / que a mil los inclinas / con blando mirar…”

Con esta última posada, que inflamó los corazones de fervor, de alegría y de sorpresas, se apuntaló nuevamente la tradición de las fiestas decembrinas en el Tecpan del siglo XXI, que estaban a punto de caerse…

José./ Foto: @Ramón Sierra

Bajo un cielo limpio y luminoso de estrellas en noches decembrinas, por calles empedradas de un Tecpan (de Galeana, Guerrero, México) de mediados del siglo pasado, las tradiciones navideñas inundaban los viejos barrios con esos bellos cantos, entonados por agraciadas voces de no menos bellas jovencitas que invitaban a unirse a pedir posada a los santos peregrinos que esperaban la llegada de un mesías… eran tiempos de días tranquilos y noches de serenidad, de casas con puertas abiertas y mecedoras en el corredor, desde donde las familias veían pasar la peregrinación con “Los Santos”, nada menos que San José y la Virgen María, deambulando por calles de un Tecpan sin luz eléctrica, guiados por hileras de hombres con hachones de varas de ocote seguidos de dos largas filas de velas encendidas en la diestra de jóvenes pastoras que los acompañaban.

Llegada del Cordero./ Foto: @Ramón Sierra

Y así, se despertaba la alegría previa a la llegada de diciembre, con su Día de la Virgen, Las Posadas y la Navidad; desde el día 16 al 23 de diciembre, desde las casas de adobe y teja salía una romería de mujeres con rebozo o chalina, yhombres con sombrero, con rumbo a la casa que esa noche albergaría a los Peregrinos. Y la serena noche se estremecía por el bello canto, que se entonaba en aquellas viejas Noches Buenas —herencia del Padre Alberto Vivanco, el guía espiritual de entonces— para gloria de Tecpan:

Ya viene el Cordero,

venga en hora buena,

para darle al mundo, Cordero,

una Noche Buena.


Ya viene el Cordero

desde su mansión,

a sacrificarse, Cordero,

por el pecador.


Ya viene el Cordero… (estribillo)


Ya viene el Cordero

desde esta morada,

para darle al mundo, Cordero,

la gloria deseada.


Ya viene el Cordero… (estribillo)


Todo el mundo entero

tiene gran contento,

al tener noticias, Cordero,

de tu nacimiento.


Ya viene el Cordero… (estribillo)


Las aves canoras

con plácido acento,

cantan la venida, Cordero,

de tu nacimiento.


Ya viene el Cordero… (estribillo)


Repitan repitan,

repitan mortales,

que Dios vino al mundo, Cordero,

a quitar los males.


Ya viene el Cordero… (estribillo)


Y al acercarse a la morada los cantos subían de tono:

“Almas amantes tiernas,

las que saben sentir,

venid a Nazaret,

venid acá, venid…”

En la última posada del diciembre de 2012, apuntaladas apenas por los horcones místicos de los tecpanecos asiduos a la parroquia de San Bartolomé, las tradiciones de mi pueblo volvieron a deambular por esas viejas calles y alegraron los barrios el Tepetate, la Capilla, La Chorreada, La Reforma… bajo noches decembrinas. Y aún se pudieron ver esas procesiones precedidas por jóvenes y señores portando hachones elaborados con rajas de ocote iluminando con su lumbre las viejas calles por donde iban pasando los “Santos” (las antiguas y aún bellas efigies de bulto de San José y la Virgen María, patrimonio histórico de los tecpanecos). Y se pudieron admirar —aún— los vistosos altares para albergar a estos Santos Peregrinos en las casas cuyas familias con casi cuatro años de anticipación, solicitaron a la Parroquia les concediera la gracia de hospedarlos en una de las nueve posadas que alegran las noches decembrinas del pueblo; como en la última, que doña Genarita, la del día 23, (porque la del 24es la de la Iglesia, en que los “Santos” regresan a su morada principal, para recibir al Niño Dios en la “Misa de Gallo”) había solicitado con mucho tiempo de anticipación pero que apenas, a casi un mes de recibirlos, los Santos Peregrinos la albergaron a ella allá en su morada del Cielo; sin embargo, una vez terminado el novenario por su partida, un bien organizado grupo de hijas e hijos, nueras y yernos, sobrinos, nietos y bisnietos de la familia Orbe Reyes, sacaron adelante el compromiso de llevar a cabo la última posada de 2012, una de las más bonitas y alegres —al decir de la población— en la que hubo, aparte de los cantos de la tradición de esta fiesta navideña, y además de las piñatas y los aguinaldos, el gusto de deleitar un rico pozole servido en los corredores de las casas de los vecinos que participaron, casi como anfitriones, para deleitara tantísima gente del pueblo que asistió. Y hubo, además, la presencia de la danza de Los Tlacoloreros del barrio de Tequicorral, de Chilpancingo,asombrando a la gente con los tronidos de sus chirriones; más “palo encebado”,“cuche encebado”, globos aerostáticos, los toritos de fuego y los pirotécnicos de luces multicolores, con la gente velando hasta las cinco de la mañana…

María. / Foto: @Ramón Sierra

Y al otro día (el 24), después de dormir algunas horas, otra vez la familia, los del barrio y alguna gente del pueblo, se dieron cita junto al altar —imitando el pesebre de Nazareth (con figuras por cierto de Roberto Abú)— para llevar a cabo “Las Jornadas”, en que rezos y cantos acompañan la morada de los Santos Peregrinos,y aunque ya no quedan ni las reminiscencias de agraciadas voces de jóvenes pastoras del Tecpan de ayer, se pudo escuchar las entonadas voces de Guadalupe(Lupe) Ocampo Solís, María Francisca (Francis) Ocampo Serrano y de Josua Yair Martínez Torres, (un jovencito por el que pudiera salvarse la tradición) rescatando los viejos cantos; como ese que pregunta por la personalidad de la Virgen María, tan nuestra, porque de aquí surgió: “¿Quién es esa que viene llenando / de perfumes el plácido ambiente, / más hermosa que el sol en Oriente, / más graciosa que Esther y Judith? / Es la reina del cielo, es la Madre / del Señor que domina los mares / por quien Venus, Iris y Antares / en el orbe derraman su luz; / la que se halla en un trono de gloria, / circundadade inmensos querubes, / a quien peana le forman las nubes, / a quien Madre le nombra Jesús…” Y luego, entre misterio y misterio del rosario, sus alabanzas iban subiendo de tono y de belleza, acompañadas por un teclado que ejecutaba el joven Ranferi Orbe, del violín de Rosendo Padilla y el saxofón de don Juan Abarca; cantos que invitaban a los fieles a participar del nacimiento de Jesús: “Almas amantes tiernas, / las que saben sentir, / venid a Nazaret, venid acá, venid…” Y otras, ensalzando la presencia de María: “Con torrentes de luz que te inundan / los arcángeles besan tus pies, / las estrellas tu frente circundan / y hasta Dios, complacido, te ve; / pues llamándote pura y sin mancha / de rodillas los mundos están / y tu espíritu arroba y ensancha / tanta fe, tanto amor, tanto afán...” Y esta otra: “Vengo a dejarte niña preciosa / como una ofrenda mi corazón / lirios del campo que te perfumen / y entre los lirios mi adoración. / Que mi plegaria pura y ferviente / llegue a tu trono, niña gentil, / como el incienso, como el aroma / de los jazmines del mes de abril…” Y esta otra, inspirada en los ojos de María: “Tus ojos convierten / si miras propicio / en gloria y delicia / la triste aridez; / pues son tan amables/ oh Virgen divina / que a mil los inclinas / con blando mirar…”

Con esta última posada, que inflamó los corazones de fervor, de alegría y de sorpresas, se apuntaló nuevamente la tradición de las fiestas decembrinas en el Tecpan del siglo XXI, que estaban a punto de caerse…

José./ Foto: @Ramón Sierra

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