Perder la vista para un ser humano puede ser un trauma insuperable porque genera depresión, ansiedad, estrés y muchos otras emociones que son muy difíciles de controlar, Erika empezó a perder la visión a los 10 años hoy a los 36, convertida en maestra de lectura en el sistema Braille, busca transmitir su experiencia de vida y mostrar a todo el mundo que la vida continúa y aún viviendo en la oscuridad los ciegos pueden salir adelante.
Desde niña Erika Merino Hilario sufrió problemas en los ojos, se le irritaban y enrojecían, sus padres la llevaron al doctor que le dio unas gotas que le hacían sentirse mejor, la medicina la siguió usando por periodos largos aún sin la prescripción del médico pues sabía que con ella aliviaría la comezón y el malestar general.
A los 10 años empezó a tener una disminución de visión, y aunque buscaron atenderla en su natal Tierra Colorada municipio de Juan R Escudero, en poco tiempo perdió completamente la visión de un ojo, mientras que el otro poco a poco se fue disminuyendo hasta apagarse completamente cuando tenía 26 años.
Lee también: Con una sola mano, Doña Virgilia se gana la vida barriendo
Su condición de inicialmente débil visual y después ciega no ha impedido a Erika seguirse capacitando, ella decisión seguir en la escuela sin embargo los maestros de en escuelas oficiales rechazaron atenderla porque no sabían qué enseñarle.
“Le dijeron a mis padres que en la escuela no sabían que enseñarme, ni cómo enseñarme, porque todos mis compañeros podían leer las letras en el pizarrón y yo no, fue hasta entonces que una psicóloga apoyó a mis padres para que me llevaran a una escuela especial para ciegos en el puerto de Acapulco allá aprendí mucho”.
Mencionó que por su condición de haber aprendido a leer y escribir cuando aún estaba sana de sus ojos, se le facilitó aprender a leer usando el sistema braille, que es un alfabeto escrito con puntos sobresaltados en los que la persona puede identificar las letras a través del tacto.
“En tres meses yo ya conocía todo el alfabeto y estaba leyendo luego seguí preparándome, hoy busco transmitir este conocimiento que tengo para que muchas otras personas entiendan que si no podemos ver, si podemos sentir”.
Indicó que en su caso a ella la ha motivado una frase de Buda, “el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”, porque en esta frase ella encontró la motivación para salir de la depresión, pudo superarse y hoy busca que otras personas puedan tener la misma oportunidad que ella tuvo.
En coordinación con el Icategro (Instituto de Capacitación para el trabajo), este periodo de verano se abrirá una convocatoria para ofrecer cursos a las personas que estén interesadas, en el que pueden participar todas las personas sin importar su condición visual.
“Es la segunda vez que estaré ofreciendo cursos, el año pasado lo hice en Tierra Colorada y desafortunadamente sólo tres personas fueron, pero me ha dado una de las satisfacciones más grandes de mi vida porque entre las personas que estamos apoyando está una niña de tres años, ella está aprendiendo que puede ir a una escuela normal, y tomar las clases sin discriminación”.
“En esta ocasión esperamos tener muchas personas que ven y que su asistencia permitirá entender la escritura de las personas que no ven de esta forma integrarlas, interactuar con ellas y con ello contribuir a una sociedad más justa e igualitaria”.