Eran las 12 de la noche, hora que se levantan los difuntos, cuando Ramón manejaba su taxi por el rumbo de la zona Poniente de Acapulco.
Al llegar a la “Curva del Diablo”, vio a una mujer vestida de blanco a orilla de la carretera quien le hizo la parada, Ramón frenó y se orilló, ella le pidió que la llevara al panteón de Pie de la Cuesta.
Al abordar el taxi, el chofer sintió una pesada sombra y escalofríos por todo el cuerpo.
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Cuando llegaron a la puerta del cementerio, la misteriosa mujer se bajó del vehículo, dejando olvidada una pulsera de flores rosas.
Al otro día, Ramón fue al mismo lugar para buscarla y devolverle la prenda, pero ella no apareció. En el sitio de taxis contó lo sucedido a sus compañeros, ellos le dijeron que por ese rumbo se aparecía el fantasma de una mujer que se había suicidado, aventándose a los acantilados de Pie de la Cuesta tras haber matado a su marido.
Pasó el tiempo y una tarde Ramón recogió por El Derrumbe a una anciana, quien le pidió que la llevara al mercado de la colonia Jardín Azteca.
Al abordar el taxi vio la pulsera colgada en el retrovisor, llorando le dijo al chofer que esa prenda era de su hija, quien había muerto hace 10 años.
La anciana le pidió que la llevara al panteón de Pie de la Cuesta donde le mostró la tumba, le colocó flores y rezó por su eterno descanso.
Cuenta la leyenda que la mujer de blanco se les aparece a los taxistas que manejan solos por ese rumbo, si se detienen se salvan, pero si no lo hacen la ven en la parte trasera del vehículo, provocando su muerte.