El Coco le dio el sustento para sus cuatro hijos por más de 30 años

Con su camioneta de redilas cargada de coco, una mesa y vitroleros, Alí Hernández ofrece este exquisito fruto a turistas y porteños

Heidi Nieves / El Sol de Acapulco

  · jueves 28 de noviembre de 2024

Alí Hernández Mayo vende sus cocos desde hace 5 años en la colonia Progreso en la calle Oaxaca esquina con Durango. / Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco

Alí Hernández Mayo por más de 30 años se ha dedicado a vender agua de coco natural en Acapulco y de este oficio ha sacado adelante a su familia.

Desde hace 5 años vende en la colonia Progreso en la calle Oaxaca esquina con Durango, en donde con una camioneta de redilas cargada de coco, con una mesa y vitroleros ofrece su refrescante producto el cual se convirtió en gran demanda cuando la enfermedad del Dengue había incrementado.

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Son seis días a la semana que el comerciante además de vender el agua ofrece “la carnita y manzana del coco”, que prepara con salsas, limón y sal.

Anteriormente él vendía en la colonia Jardín y Pie de la Cuesta. / Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco

Anteriormente él vendía en la colonia Jardín y Pie de la Cuesta, en la zona Poniente de Acapulco, sin embargo, sus ventas bajaron y decidió ubicarse en la céntrica colonia.

Don Margarito ofrece su ropa a los bañistas. / Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco

“Los cocos me los traen de Coyuca, de San Marcos, y a veces de Oaxaca, porque ha escaseo aquí en Acapulco después de Otis y el coco es muy peleado”.

No siempre la fruta costeña le da buenas ganancias pues hay ocasiones que le sale “la carnita” muy blandita o dura y otras ocasiones que solo tiene el agua sin la fruta.

Es en un gran tronco donde él parte y pela los cocos con el apoyo de un machete y de su habilidad y rapidez para hacerlo en muy poco tiempo.

“Hay veces que la gente se acerca en su carro porque no quieren bajarse y yo les alcanzo ya sea el agua o el coco preparado”, narró el comerciante.

De las ganancias obtenidas sacó adelante a su familia integrada por 4 hijos, dos mujeres y dos hombres con quien ya no vive pero aún ve.

Él se empleó en estas ventas a la edad de 20 años porque se dio cuenta que generaba más entradas económicas que siendo pescador.