El Cerro de la Tecampana alberga una enorme roca llena de misticismo y romance, que al tocarla simula un sonido de repiques de campana.
Se trata de un lugar de los más populares del municipio de Teloloapan, que es visitado por foráneos y que representa parte de la cultura.
De acuerdo con la leyenda, la historia del lugar es sobre dos enamorados cuyos padres eran grandes enemigos.
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Se trata de la princesa Na, hija del rey Texol de Mexicapan, y el príncipe Tecampa, hijo del rey Ahuitzol.
El rey de Mexicapan llegó con su ejército a conquistar el reinado indígena de Mexicapan para incorporarlo al imperio Azteca, lo que desató una feroz batalla.
Tras semanas de lucha, y al acabarse los alimentos, los invasores se apoderaron de los manantiales de agua de Xochitla, Texcalatla y Texcaltitlan, lo que provocó que los nativos llegaran a morir por deshidratación.
Se cuenta que la princesa Na fue a uno de esos manantiales a conseguir agua para los sobrevivientes; este era vigilado por el príncipe Tecampa, quien desde ese momento quedó enamorado de la joven.
Tras varias veces de frecuentarse, ambos acordaron escapar lejos de sus padres hacia un lugar conocido como Tollocan, donde podrían una vida juntos.
Para finalmente huir, acordaron un día verse en lo más alto del cerro, hoy conocido como Cerro de la Tecampana, pero fueron sorprendidos por el rey Texol, quien enojado por la traición de su hija, maldijo a ambos.
Una placa ubicado en el lugar, indica que el rey exclamó: "Malditos sean los dos príncipes" y pidió a los dioses para que los jóvenes fueron convertidos en piedra.
Con esto, se dice que ambos príncipes se convirtieron en piedra, y la unión de sus nombres dio formó la palabra Tecampana.
“Cuando alguien llega a tocar la hermosa piedra que canta, se escuchan las voces de los dos príncipes Tecampa y Na en el dulce y melodioso sonido de campana gritando a todo el mundo”, indica la inscripción.