Don Margarito vive del "coco" desde hace más de medio siglo

Con sus 69 años a cuesta, recorre las playas de Acapulco para ofrecer sus ricos cocos que él mismo baja de las palmeras

Heidi Nieves / El Sol de Acapulco

  · miércoles 14 de agosto de 2024

Don Margarito en plena venta de cocos en la playa. / Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco

Don Margarito de 69 años de edad por más de medio siglo se ha dedicado a bajar cocos de las palmeras y venderlos en la playa, oficio que ayudo a sacar adelante a toda su familia.

Él aprendió desde los 13 años a subirse a las palmas en donde en dos ocasiones cayó desde más de 10 metros de altura, donde afortunadamente la caída no pasó a mayores.

“Empecé a bajar el coco muy joven y lo vendía en la Vacacional ahí los entregaba, bajada de muchas huertas, de las Lomas, Tres Palos, Los Amates y muchas más”.

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Entre tantas veces al trepar se encontró con decenas de alacranes, culebras, enjambres de abejas, animales que pusieron en peligro su vida, no obstante, afortunadamente nunca pasó a mayores.

“Muchos quedan paralíticos, se quiebran el hueso, yo afortunadamente caí acostado y no me pasó nada”, se necesita de mucho cuidado al subir, no cualquiera lo hace, hay muchos que dicen yo puedo pero no es fácil”, narró.

Diariamente recorre la playa de Caletilla, desde las 11 de la mañana hasta las 3 o 4 de la tarde donde en una carretilla traslada alrededor de 50 cocos.

Con sus hábiles manos, Don Margarito prepara cada coco. / Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco

En su venta lo acompaña un machete, para cortar y pelar el coco y una cuchara especial para sacar “la carnita”, el cual ofrece a los bañistas en 20 pesos.

Joel Rincón de 19 años de edad a emprendió su autolavado en Zihuatanejo con la ayuda de la beca "Benito Juárez" del Gobierno Federal. / Foto: Cortesía @JoelRincón

“En aquellos entonces el coco lo vendía en un peso me costaba en 20 centavos, y yo al venderlo me ganaba 80 centavos”, expreso sorprendido.

Lamentó que el huracán Otis arrasara con miles de paleteras, lo cual ha vuelto una dificultad conseguir con gran facilidad como antes el coco.

Con sus casi 7 décadas de edad, don Margarito, tiene una gran energía para aún caminar diariamente y empujar esa carretilla pesada que avanza sobre la franja de arena y bajo las inclemencias de los rayos del sol, de los cuales se cubre con un sombrero de tela.

Para su cómodo caminar utiliza unos huaraches calentanos y unos calcetines, así como una bermuda, playera de algodón y porta un mandil para no ensuciarse al partir el coco.