Tapando baches es como don Beto se gana la vida y lleva el sustento para su familia. Es un albañil chilpancingueño que ante la falta de empleo, aprovechó las pésimas condiciones de las calles y ahora repara las calles a cambio de una moneda de los automovilistas.
Son las 13:00 horas de un miércoles, y el calor es agobiante en la ciudad, a eso se suma el tráfico que provoca la gran cantidad de coches que circula por la Insurgentes, cerca del Mercado Baltazar R. Leyva Mancilla, lo que vuelve la jornada en día caótico.
En un tramo de la avenida trabaja un hombre del que no se aprecia bien su rostro por el uso de una gorra, lentes oscuros y un cubrebocas. Solo se alcanza a ver que tiene la piel tostada por el sol.
Se trata de don Beto, quien desde hace algunos meses se dedica a tapar baches. Hace recorridos para encontrarlos y utiliza a los choferes del transporte público para conocer la ubicación de estos. Muchos le recomiendan ir a diversos puntos para hacer su trabajo.
Y es que la situación en la ciudad es complicada en lo que tiene que ver con la condición de calles, lo que ha provocado que diversos ciudadanos hayan renombrado a la ciudad con el mote de “Chilpanbaches”.
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Son decenas de quejas y denuncias sobre calles destrozadas, con cráteres y zanjas, como magnificando la situación. En ese contexto, don Beto vio la oportunidad para llevar un ingreso para su familia. A veces tiene buenas ganancias y otras veces solo saca para el material, dice.
Con el dinero que va ganando compra cemento, arena y grava, el pone la mano de obra y afirma que el trabajo que hace es mejor al que realicen quienes bachean calles.
Por mensajes de texto y comentarios de los conductores del transporte público es como don Beto se entera de las calles que necesitan una manita de gato y después acude a hacer las reparaciones correspondientes.
Parte de su trabajo también tiene que ver con convertirse en agente de tránsito, pues detiene el trafico para ayudar a las personas a que crucen las calles que repara.
“Mi niño espérate” es la frase que ocupa para detener a los vehículos. Se acompaña de dos bases de bocinas para que sostengan dos lonas, en las que se leen la frase “soy particular, cooperación voluntaria, gracias, no me ignores”.
Su esposa lo acompaña con un recipiente de plástico, el cual acerca a las ventanas de los que conducente los vehículos para que realicen una aportación al trabajo. “Utilizo material bueno”, dice al señalar un bulto de cemento.