La parroquia de la Divina Providencia o también conocida como la iglesia de Dominguillo, es una de las más antiguas, pero hay quienes le cuestionan que su forma ortodoxa sea una franca resistencia al sacramento católico y aleje su liturgia de la misa reformada.
Fundada en 1950, en el barrio Dominguillo por donaciones de los viejos habitantes del puerto de Acapulco, aunque también hay versiones de que se crea junto con otras tres parroquias por orden de la iglesia, entre estas la de la Progreso y Costa Azul, inicia con recibir a los feligreses y predicar la palabra de Dios.
De acuerdo con datos históricos, este recinto religioso en 1959 queda a cargo del presbítero Moisés Carmona Rivera, oriundo de Quechultenango, en ese entonces párroco, a quien describen con un pasado difícil y con una personalidad compleja, pero entusiasta de poder ser un ministro del señor.
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La mayor parte de sus fieles son hombres que se han curtido en la mar, pues antes de zarpar en sus cayucos pedían al creador los protegiera de los peligros y tuvieran buena pesca, a su regreso daban gracias por los favores recibidos y dejaban algunos peces como ofrenda.
Sin embargo, el párroco Carmona Rivera, en 1965, toma la decisión de rebelarse a la iglesia Católica, según documenta el padre Juan Carlos Flores Rivas, pues opta por iniciar un conflicto con el Obispo y se niega a dar el nuevo "Ordo Missae".
Tal decisión, lo confronta con el Arzobispo de la diócesis de Acapulco, Felipe Aguirre Franco, es tal la rebelión del clérigo Moisés Carmona, que marca distancia y radicaliza su quehacer sacerdotal.
A pesar de los llamados que le hacen a corregir su actuar, el párroco Carmona Rivera, inicia su acercamiento en 1974, con un sacerdote jesuita excomulgado, Joaquín Sáenz Arriaga del Distrito Federal, siendo éste su primer contacto con quien asume sus decisiones radicales, y al mismo tiempo, entra en contacto con tradicionalistas alemanes, franceses y argentinos.
A partir de ese momento la liturgia es dada por el párroco ataviado con una sotana negra y dando los sacramentos en latín, mientras que los fieles deben cumplir con nuevas reglas para poder ingresar y quien no las cumpla simplemente se le impedirá el acceso y el derecho a escuchar la misa.
Estas consisten en que las mujeres deben portar vestidos largos, es decir, no llevar minifaldas ni pantalón y la cabeza debe estar cubierta por ley con un velo, mientras que los hombres no deben andar con melena ni podrán entrar con shorts.
Al integrarse al concilio de Trento, que fue una orden que luchó contra la revolución religiosa y las nuevas tendencias, los colocó ante el Vaticano, como ortodoxos y conservaduristas, de tal suerte que esto da pie que en el puerto de Acapulco, renazca la antigua discusión dogmática.
Tal decisión, generó que el Arzobispo, Aguirre Franco, desconociera a esta orden y los excomulgara, pero también solicitó a la Secretaría de Gobernación Federal, deslinde a esta congregación de la iglesia Católica, al catalogarlos de ortodoxos y falsos sacerdotes.
El padre Edgar Espino López, actual encargado del templo de Dominguillo, refiere que el presbítero Moisés Carmona Rivera, murió en Noviembre de 1991, en trágico accidente automovilístico, sin haberse reconciliado con la Iglesia, sobre la autopista México-Querétaro, a la altura de San Juan del Río.
Su cuerpo fue trasladado a Acapulco, las exequias se realizaron en el Templo de la Divina Providencia, para ser sepultado en el Panteón de Las Cruces. Actualmente sus restos descansan en el Templo de Dominguillo.
Pero, su legado sigue y tampoco se han reconciliado con el Vaticano, por el contrario, mantienen su postura de que son los clérigos de la iglesia Católica, apostólica y romana quienes han violentado la convivencia en el oficio sacerdotal, por lo que continuarán dando sus sacramento como iguales a la Virgen purísima de la Divina Providencia.