Día de Muertos, fiesta espiritual en los pueblos de La Montaña

Con flores de cempoalxóchitl, velas, veladoras, y cánticos, acompañados de los viejos rezanderos, los indígenas mixtecos y tlapanecos, van a los cerros para recibir a los espíritus

Nicasio de Jesús Chepe / El Sol de Acapulco

  · viernes 1 de noviembre de 2024

Pueblos indígenas a la espera de sus difuntos. / Foto: Nicasio de Jesús Chepe | El Sol de Acapulco

Provenientes de mictlan (mundo de los muertos), los indígenas Na' Savi (mixtecos), me pha' (tlapanecos) y nahuas, convierten en una fiesta anual de la presencia espiritual de sus difuntos, ya que ante el altar les ofrecen mucha comida, pan, refrescos, mezcal, cervezas, aguardiente y otras bebidas ancestrales.

En medio de las flores de cempoalxóchitl, velas, veladoras, y cánticos, acompañados de los viejos rezanderos, los indígenas mixtecos y tlapanecos, van a los cerros para recibir a los espíritus, con sus zahumerios donde queman el copal que con su olor, les hablan en su encuentro.

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Unos lo hacen 8 días antes, y otros desde el 28 de octubre, después del encuentro con bandas de música de viento y cohetones, caminan con dirección a la iglesia de cada pueblo, para que después del rezo o de la misa, cada familia, se lleva a sus difuntos a sus casas, donde el altar empieza a tener comida, panes y flores, ya que desde esos momentos los rezos no cesan y los pedimentos constantes es que les vayan bien en sus cosechas, y les piden intercedan ante Dios para que tengan vida, salud y trabajo.

Altar con comida para recibir a quienes ya partieron. / Foto: Nicasio de Jesús Chepe | El Sol de Acapulco

Lo más representativo en el área náhuatl, es lo que se registra en la comunidad de Atlamajalcingo del Río, que el 27 de octubre, en esta ocasión y como cada año lo hacen, es que en la calle principal de dicha localidad, familias enteras se colocan en ambos lados con sus velas encendidas, flores, panes y frutas, reciben a sus difuntos toda la noche.

En otras comunidades los rezos se llevan a cabo por las noches en los panteones, donde conviven con sus difuntos.

Las autoridades municipales convocan a las escuelas y a los ciudadanos, donde otorgan premios para los primeros lugares, todo con el objetivo de que no se pierda estas prácticas ancestrales de los pueblos originarios de esta región de La Montaña.

Los altos precios de las frutas, flores, panes, velas, veladoras y las bebidas, las familias no ponen topes en sus gastos, ya que lo que dicen es que sus difuntos la pasen muy bien una vez al año.

Finalmente los días 1 y 2 de noviembre, es la fiesta de las familias con sus difuntos, ya que la buena atención ante los altares, lo que propicia para que el próximo año vuelvan, porque de ellos esperan su intercesión ante el todopoderoso para los que vivimos aquí en la tierra nos vaya muy bien.