El saxofón y la trompeta, marcan el compás de las notas musicales que rompen el letargo de los propietarios de comercios de la calle 5 de febrero, del primer cuadro de la ciudad, que ni se asoman al ser agobiados por el caluroso atardecer.
Se trata de dos hermanos que llegan de una comunidad marginada del estado de Oaxaca, para ganarse unos pesos entonando música de viento, acompañados por la esposa y uno de los músicos y su pequeño hijo.
Son parcos para hablar, se niegan a dar sus nombres por desconfianza, el menor de los hermanos es el único que acepta intercambiar palabras y dice que recorren las calles tocando corridos y hasta una que otra cumbia.
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Escuetamente, se limita a decir que previamente ganarse unos pesos, "tocamos lo que nos piden, pero le damos más a los corridos como "El Chante Luna", "El Corrido de Simón Blanco", "La Gallinita", entre otros.
Lo interrumpe el hermano mayor, quien toma su saxofón y entona otra canción, que obliga al entrevistado a poner fin a la corta plática y hacerle segunda con su trompeta.
La mujer y el menor, también tocan las tarolas, al tiempo que con sombrero en mano se acercan a la gente para pedirles una moneda.
Este cuarteto forma parte de hombres y mujeres, que ante la falta de empleos, se suman a las filas del comercio ambulante, que cada vez crece de manera exponencial en el puerto de Acapulco.