Diestro con el machete, producto de una experiencia de 22 años de dedicarse a la venta de Cocos, don Chayo no se arrepiente de haber dejado su oficio de taxista, para ofrecer la pulpa de la palmera para calmar la sed.
Este hombre de la tercera edad, con orgullo refiere que es originario de Tecpan de Galeana, región de la Costa Grande de Guerrero, desde donde emigró al puerto de Acapulco y se dedicó a trabajar el taxi, pero finalmente decidió cambiar de oficio.
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Fue cuando adquirió su camioneta tipo Pick-Up y viajaba a las huertas de cocos de Bajos del Ejido, en donde se surtía y después regresar a la ciudad, estacionándose sobre una calle alterna de la costera Miguel Alemán, en donde logró hacerse de una clientela.
Aunque su fuerte dice, son los turistas que llegan procedentes de la Ciudad de México, ellos son sus principales clientes que le permiten vender en promedio hasta 60 cocos al día, lo que le genera ganancias para sostener a su familia.
Años de experiencia le permite conocer cuál es el coco de cuchara, media cuchara o sazón, así también el que tiene agua dulce, que, por ciento, son los más solicitados por sus clientes que llegan y rodean su camioneta.
Admite que no es mucha la ganancia, pero al menos obtiene una ganancia para sostener a su familia, pero, sobre todo, ganarse honradamente el pan de cada día.
Reveló que los 22 años que lleva dedicándose a la venta de coco, siempre ha sido sobre la costera Miguel Alemán, cerca del parque Papagayo, en donde obtuvo una buena temporada en estas fiestas decembrinas “porque me compraron mucho coco y espero que cierre bien este fin de semana”, apuntó.