/ domingo 23 de octubre de 2022

De luchador a “viene, viene” en la Costera

Charly vive con la propina que le dan los propietarios de los vehículos que cuida en la zona turística de Acapulco

Luego de haber conocido los cuadriláteros en la Ciudad de México y haber cubierto su rostro con una máscara en cada enfrentamiento, hoy "Charly" vive una nueva historia de su vida en la Costera Miguel Alemán, avenida que se ha convertido en su fuente de ingresos durante los últimos diez años.

Lea también: Don Aurelio se gana la vida cantando su propia historia

"Charly" es originario del estado de Michoacán, lugar de donde partió a los 18 años de edad rumbo a la Ciudad de México, donde practicó el deporte de su pasión: la lucha libre, y aún cuando no llegó a ser profesional, compartió anécdotas con conocidos luchadores que le dieron sus primeras lecciones en este intrépido deporte del cuadrilátero.

Sin embargó su vida dio un giro de 180 grados cuando llegó a Acapulco, donde por problemas fue detenido e internado en el reclusorio de ésta ciudad, para posteriormente recobrar su libertad.

Con la necesidad que tenía, inició su nueva etapa de vida en la Costera Miguel Alemán, trabajando como "viene, viene".

"Hoy me ganó la vida en la Costera como "viene, viene", cuidando carros y me dan propinas de cinco a diez pesos, no es mucho lo que se gana en un día, pero con esto tengo que vivir porque ahora la vida no sólo es complicada, sino muy dura y cara, pero lo importante es que seguimos vivos, pobres pero vivos, y con ganas de seguir trabajando", dijo al momento de colocarse una máscara de luchador para recordar -según él- sus viejos tiempos.

En la Ciudad de México practicó el deporte que le apasiona: la lucha libre. /Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco.

Pese a todo el sufrimiento que dice haber tenido, asegura estar muy agradecido con esta vida que le tocó vivir y que sigue viviendo ahora como "viene, viene" en la principal avenida de este destino de playa.

El "Charly" asegura que no se arrepiente de nada de lo que ha vivido ni de lo que ha sufrido, como el tiempo que permaneció interno en el reclusorio de Acapulco, lo que también considera como una lección de vida, aún cuando es una situación de dolor y de tristeza.

Asegura que la vida, por muy dolorosa que está sea, siempre da segundas oportunidades, las cuáles deben de ser aprovechadas para mejorar la vida de cada persona y en Acapulco las oportunidades deben ser también una nueva oportunidad de vivir, aún en la pobreza, pero con ganas de salir adelante.

Luego de haber conocido los cuadriláteros en la Ciudad de México y haber cubierto su rostro con una máscara en cada enfrentamiento, hoy "Charly" vive una nueva historia de su vida en la Costera Miguel Alemán, avenida que se ha convertido en su fuente de ingresos durante los últimos diez años.

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"Charly" es originario del estado de Michoacán, lugar de donde partió a los 18 años de edad rumbo a la Ciudad de México, donde practicó el deporte de su pasión: la lucha libre, y aún cuando no llegó a ser profesional, compartió anécdotas con conocidos luchadores que le dieron sus primeras lecciones en este intrépido deporte del cuadrilátero.

Sin embargó su vida dio un giro de 180 grados cuando llegó a Acapulco, donde por problemas fue detenido e internado en el reclusorio de ésta ciudad, para posteriormente recobrar su libertad.

Con la necesidad que tenía, inició su nueva etapa de vida en la Costera Miguel Alemán, trabajando como "viene, viene".

"Hoy me ganó la vida en la Costera como "viene, viene", cuidando carros y me dan propinas de cinco a diez pesos, no es mucho lo que se gana en un día, pero con esto tengo que vivir porque ahora la vida no sólo es complicada, sino muy dura y cara, pero lo importante es que seguimos vivos, pobres pero vivos, y con ganas de seguir trabajando", dijo al momento de colocarse una máscara de luchador para recordar -según él- sus viejos tiempos.

En la Ciudad de México practicó el deporte que le apasiona: la lucha libre. /Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco.

Pese a todo el sufrimiento que dice haber tenido, asegura estar muy agradecido con esta vida que le tocó vivir y que sigue viviendo ahora como "viene, viene" en la principal avenida de este destino de playa.

El "Charly" asegura que no se arrepiente de nada de lo que ha vivido ni de lo que ha sufrido, como el tiempo que permaneció interno en el reclusorio de Acapulco, lo que también considera como una lección de vida, aún cuando es una situación de dolor y de tristeza.

Asegura que la vida, por muy dolorosa que está sea, siempre da segundas oportunidades, las cuáles deben de ser aprovechadas para mejorar la vida de cada persona y en Acapulco las oportunidades deben ser también una nueva oportunidad de vivir, aún en la pobreza, pero con ganas de salir adelante.

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