Tras encontrarla en amoríos con su marido, Doña Goya, la bruja del pueblo, le lanzó un hechizo a Patricia, su vecina: “Maldita, de día serás culebra y de noche mujer”.
Así pasaron los meses y Patricia por las mañanas en forma de culebra se iba a los campos a buscar hombres, por la noche ya convertida en mujer los encontraba en los bares del pueblo, los enamoraba con el movimiento de sus caderas, sus grandes pechos, su cabello largo y negro y sus hipnotizantes ojos negros.
Ya cuando el hombre estaba bien ”entrado” lo llevaba a los sembradíos para disfrutar de él, pero al amanecer cuando volvía a ser culebra, los asfixiaba con su cuerpo y los mataba.
El miedo se apoderó de los habitantes del pueblo, porque ya eran varios los hombres que encontraban muertos en los sembradíos, por lo que decidieron buscar al reptil.
Pasaron los días y no lo podían encontrar y las muertes seguían en aumento.
Un día llegó al pueblo buscando trabajo un apuesto joven de nombre Juan, Doña Julia la tendera le dijo que fuera a la cantina “La última y nos vamos” porque ahí se reunían los albañiles y campesinos, quienes le podían dar empleo.
Por la noche Juan fue al lugar, se sentó en la barra y pidió una cerveza, al verlo Patricia quedó enamorada de su galanura y fue a su encuentro, se sentó junto a él y pidió una botella de tequila.
Con coqueteo le pidió un cigarro y le tomó la mano, se acercó más y le dio un beso en la mejilla, Juan se quedó paralizado porque Patricia era una mujer muy atractiva y él un joven sin experiencia en el amor.
Bebieron, bailaron, cantaron y se besaron, para después irse rumbo a los sembradíos donde la pasión se desbordó y se amaron con locura.
Patricia estaba feliz de haber encontrado de nuevo el amor y se olvidó del hechizo de la bruja Goya, quedándose dormida.
Juan despertó antes del amanecer y sintió que tenía entre sus brazos el cuerpo escamoso de una culebra, asustado aventó al animal y corrió desesperado, llegó a la cantina y sólo comentó que había visto una enorme culebra en los sembradíos, los hombres que aún se encontraban bebiendo tomaron algunos palos y fueron a buscarla. “Los Diablos”, al rescate de las almas
Siguieron el rastro del animal hasta una casa de madera abandonada, la vieron enrollada en una esquina, entraron y la tundieron a palos, para terminar con su vida.
El hechizo acabó y la culebra se convirtió en mujer, las personas vieron con asombro la transformación y fueron al pueblo a comentar lo sucedido.
Cuenta la leyenda que Patricia tuvo crías, las cuales de día son personas y de noche culebras. Por lo que no debes traicionar a una bruja porque te lanzará un hechizo con graves consecuencias.