Una historia de abusos y expropiaciones arbitrarias, está detrás del primer aeropuerto del puerto de Acapulco, que recibió a la primera aeronave en 1929, que fue pauta para iniciar los vuelos comerciales sobre la franja costera después de sufrir el “agandalle” por funcionarios del gobierno de la República.
Todo parte a raíz de que este puerto empieza florecer el turismo y es cuando surgía la necesidad de un aeropuerto que fuera capaz de recibir a todos los turistas y sobre todo que no ocasionara riesgos ni accidentes mortales, por lo que se da paso a trazar la pista de aterrizaje sobre la franja conocida en ese entonces como “Las Huertas”.
El nombre iba acorde al paisaje que predominaba y su cercanía con la bahía, por lo que las huertas de coco y árboles frutales, son arrasados desde donde hoy se encuentra el hotel Las Hamacas pasando por el parque Papagayo a la glorieta de La Diana, para darle forma al aeropuerto.
Sin embargo, pocos se enteran que estos terrenos fueron expropiados por el ex presidente de la República, Pascual Ortiz Rubio y su secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, general Juan Andrew Almazán, pagando el metro cuadrado a razón de 20 centavos el metro, aunque los expropiados denunciaron que les dieron solo 10 centavos por metro.
Tal arbitrariedad, provocó irritación, máxime que se dieron cuenta que en realidad se trató de una jugada del mismo presidente Ortiz Rubio y su secretario Andrew Almazán, pues la enorme propiedad pasa a poder de la Impulsora de Acapulco, que administraban, si, adivino, ambos personajes.
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Es así como se da paso a las primeras protestas que encabezaron organizaciones gremiales y políticas, según comenta el presidente del Colegio de Licenciados en Turismo del Estado de Guerrero, José Cedano Galera, quien precisó que esto dio pauta a formarse el Comité Defensor de la Propiedad Urbana y Rustica de Acapulco.
El también cronista de la ciudad Anituy Rebolledo Ayerdi, confirma este dato y refiere que lo integraban trabajadores de la Confederación Regional de Obreros Mexicanos (CROM), el Partido Comunista Mexicano (PCM), que lideraba doña María de la O y la Unión Fraternal de Mujeres Trabajadoras (UFMT), además de otros organizaciones más pequeñas, las cuales realizan dos grandes concentraciones.
Dentro de sus logros, impiden la venta de la ex hacienda de Las Playas a la empresa Fraccionadora de Acapulco, además se prohíbe el comercio inmobiliario en la península de Las Playas, principalmente a extranjeros, medida que no durara mucho y que se resolverá con una llamada desde la presidencia de la República.
Es así como se consuma la expropiación de los terrenos en donde se construyó la primera pista de aterrizaje en Acapulco, que recibió el primer avión comercial, que se trató de un modelo Stinson Reliant SR-5 con matrícula XB-AJI propiedad de la aerolínea Aeronaves de México, que hay que decirlo, su piloto lo hizo con gran destreza por tratarse de un terreno rústico y esquivó todo tipo de animales que se le atravesaron en la pista.
Una hora y 40 minutos duró el viaje desde la Ciudad de México, trayendo consigo a dos tripulantes y dos pasajeros, estos últimos pagaron por el boleto de avión la módica suma de 30 pesos de aquel entonces, cuyo capitán fue Julio Zincer, hombre que se sabe se formó en la cuela militar de aviación.
La experiencia del piloto fue única, toda vez que con gran habilidad llevó con bien al monoplano de ala alta a la pista, que causó asombro a los propios acapulqueños, que no daban crédito que hubiera aterrizado el primer avión en este naciente destino de playa, que años más tarde se convertiría en el distintivo del turismo en México.
