Sin importar su incapacidad visual, Pedro mejor conocido como “Pedrito el cieguito”, sale todas las mañanas desde su casa ubicada en la colonia Balcones al Mar en la zona poniente de Acapulco, para recorrer algunas de las calles de este destino de playa, para deleitar a los acapulqueños con sus pegajosas canciones que le sirven también para ganarse unas cuantas monedas.
Desde hace cuatro años, Pedro quien dijo tener también la profesión de arquitecto, perdió la vista en su totalidad a consecuencia de un accidente que tuvo en una obra que realizó en sus años mozos como profesionista, pero esto no evito que siguiera buscando el sustento económico que requiere para salir adelante junto con su familia.
Desde muy temprana hora, Pedrito el cieguito”, recorre las calles y posteriormente, se para a un costado de un puesto de aguas frescas ubicado en la calle Manuel Acuña y 18 de Marzo en la colonia Progreso, donde enciende una pequeña bocina que trae colgada con un cordón desde su cuello y se pone a cantar esperando que quien pase por el lugar le deposite una moneda en un bote de plástico que trae consigo.
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“Yo desde hace cuatro años me dedico a animar con mi música bonita a toda la gente, y además promuevo estas ricas aguas frescas que aquí venden, desde que perdí la vista porque me cayó cal en una obra que realizó, pero estoy trabajando y lo que me caiga de monedas es bueno lo que dio me socorra”, manifestó con su carcajada y su música que ya es conocida por los comerciantes del lugar.
Con un rostro cansado per con unas carcajadas que salen de su garganta, don Pedro, anima a todo aquel que pasa por la esquina donde se encuentra trabajando pese a la discapacidad que tiene, y que lo obligo a olvidarse de la construcción que era su pasión como todo arquitecto.
Luego de unas cuatro o cinco horas de estar caminando y parado a un costado del puesto de aguas frescas, este hombre luchador emprende el regreso a su casa a la colonia Balcones al Mar, ya con algunas monedas que guarda en un morralito de petate que también trae colgado de su hombro derecho.
Pedro, actualmente tiene 60 años de edad, y mientras Dios le preste vida, asegura que seguirá su caminar por las calles de la ciudad cargando su pequeña bocina para seguir deleitando a los acapulqueños por unas monedas que le sirvan para sobrevivir.