Con la satisfacción de haber comenzado desde abajo como carnicero, don Guillermo Camacho Ocampo, ahora inspira a sus hijos a ganarse la vida de manera honrada y siguiendo su ejemplo de nunca rendirse.
Hombre de facciones serias, pero al mismo tiempo franco y directo, recuerda que hace 52 años inició su aventura en el puerto de Acapulco, inicialmente como vendedor ambulante en la colonia Progreso.
Aunque en breve retrospectiva, dice que nació en el estado de Morelos y emigró hacia este puerto hace ya 60 años, lapso en el que la hizo de todo hasta dedicarse a vendedor ambulante.
"En aquel entonces no existía el mercado de la Progreso, así que vendía la carne una mesa de madera, con el paso de los años se construyó el centro de abasto y adquirí mi local, donde me esforcé y logre ampliarlo", precisa.
Don Guillermo revela que el éxito de su carnicería es que vende carne de primera, "la compro en canal, fresca, casi del matadero a mi local y tengo precios accesibles, no me gusta abusar", apuntó.
Padre de tres hijos, que separó sacar adelante con su trabajo, ahora dice que les enseñó el negocio, a la vez que agradece al creador que a su edad está bien de salud, pero también que gracias a la confianza de sus compañeros locatarios sea su líder por tercera ocasión.
La entrevista se interrumpe, una clienta le pide cecina y se apresura a despachar, "cómo ve, bien pesada y es corte fino, por eso regresan mis clientes", comenta satisfecho y sigue su rutina diaria en su local del mercado de la Progreso.