Las calles Tadeo Arredondo y Aquiles Serdán, en la zona de las Siete Esquinas, no solo vivieron en décadas pasadas historias de placeres que se ofrecían en las banquetas de estas vialidades, sino también en negocios donde había grandes shows protagonizados por jóvenes mujeres y en ocasiones hasta por hombres.
El bar "Cratos", ubicado en estas calles del centro de Acapulco, fue uno de los negocios donde se disfrutaban shows desde las 4 de la tarde hasta la madrugada del siguiente día, cuando se terminaban las noches de juerga de grupos de hombres que llegaban a disfrutar de los candentes bailes de jovencitas sobre las barras y el famoso tubo.
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El ambiente en este bar ubicado a escasos metros de la Arena Coliseo y de cientos de negocios donde sobresalía la venta de bebidas embriagantes, era de lunes a sábado, y los jueves se convertía en un sitio de reuniones para grupos de mujeres que asistían al llamado “Jueves de Chippendale”.
Pese a la gran aceptación que este bar tenía entre mujeres y hombres de Acapulco, el negocio cerró sus puertas, según algunos comerciantes de la calle Velázquez de León, por el problema de la violencia y el cobro de piso y extorsiones que aumenta en esta parte de Acapulco.
A pesar de que el lugar también tenía un día para que las mujeres se deleitaran con los galanes masculinos, esto no se comparaba con las noches de los shows que daban las mujeres para el deleite de los caballeros.
En el lugar había mujeres que bailaban, no solo originarias de Acapulco, sino también de otras partes de la República que llegaban a trabajar a este destino de playa que vivía una de sus mejores épocas turísticas.
El bar "Cratos" es parte de una gran cadena de negocios nocturnos que, con el paso de los años, cerraron en la parte del centro de Acapulco por problemas de violencia, entre estos El León Rojo, El Galeón, Casa Blanca, entre otros más que vivieron la gran época en este destino de playa.
Estos bares o centros nocturnos como el "Cratos" estuvieron en la zona del Acapulco Tradicional, en los años donde se vivió la opulencia que generaban no solo los acapulqueños, sino también turistas nacionales y extranjeros.
En "Cratos" hubo historias, encuentros y desencuentros, además de las famosas a batallas a golpes que protagonizaban los propios clientes luego de haber ingerido bebidas embriagantes.